(Minghui.org) Cuando fui arrestado y detenido, los guardias ordenaron a seis prisioneros que me vigilaran, y estaba recluido en una pequeña celda. Comencé una huelga de hambre. Los guardias dijeron que no creían que la hiciera, y que era la primera persona en la prisión a quien no habían golpeado por ello.

“Golpear a las personas es un crimen”, dije. “Los practicantes siguen los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. No devuelven el golpe cuando son golpeados y no responden cuando son injuriados. Sin embargo, cuando tú golpeas a este tipo de personas, serás castigado con retribución del yeli (kármica) de una manera u otra.

Me privaron del sueño e hicieron que estuviera de pie durante cuatro días y tres noches. Todavía estaba en huelga de hambre y no había comido nada. Mis pies me dolían durante los primeros tres días. Después del tercer día ya no me dolieron.

Los guardias comenzaron a interrogarme la cuarta noche. Me desmayé, pero pronto me recuperé. Los guardias me permitieron dormir.

Los prisioneros que me vigilaban me dijeron que admiraban a los practicantes de Falun Gong. Les hablé sobre Falun Dafa y les animé a que recitaran: “¡Falun Dafa es bueno!”. Dijeron que lo harían.

“¡Falun Dafa es Bueno!” Resonaba en el comedor

Los prisioneros trabajaban desde las 8:00 a.m. hasta las 5:00 p.m. y el trabajo era duro y agotador. Y la comida era muy mala, algunas veces había arena en la comida. Los prisioneros trabajaban como animales pero no les estaba permitido comer como personas. No debían tratarnos así, pensaba. Desde que estaba aquí, necesitaba cambiar este ambiente para salvar a las personas.

Al día siguiente cuando trajeron la comida, la bandeja que tenía la comida estaba llena de arena. Dije a los guardias que no podía comer mientras hubiera arena en ella. Me amenazaron. Vieron que no me afectaron sus palabras y me ofrecieron otra comida mientras no volviera a comenzar una huelga de hambre. Me negué a su ofrecimiento y dije que podría esperar hasta que retiraran la arena de la bandeja.

Los guardias me enseñaron la comida a la hora de comer. Dijeron que incluso ellos podrían comerla, y que no había arena definitivamente en la comida.

El hombre que era responsable de llevar la comida dijo que había recibido tres cubos de acero para poder lavar el arroz. Desde entonces, el arroz estaba muy limpio. También declaró que Falun Dafa es verdaderamente bueno y que quería practicarlo.

De este modo, los prisioneros tenían sus comidas sin arena a la hora de comer en el salón. Gritaban en voz alta al unísono: “¡Falun Dafa es bueno!”. Sus voces resonaban por todo el salón.

Formando un equipo para oponerse a la persecución

Un practicante del primer equipo fue golpeado por un guardia con una picana eléctrica, y su cara fue desfigurada. Sentí lo mismo que si me hubiera sucedido a mí y decidí entrar en acción.

Shifu dijo:

“La tolerancia (Ren) no es cobardía, mucho menos es el resignarse uno mismo ante la adversidad. La tolerancia de los discípulos de Dafa es noble; es la manifestación de la solidez, extraordinaria e indestructible como diamante, de un ser; es la tolerancia para el propósito de defender la verdad; y es benevolencia hacia los seres y la salvación de seres que aún tienen naturaleza humana y pensamientos rectos. La tolerancia, absolutamente, no es el dar rienda suelta sin límites, lo cual permite que aquellos seres perversos, que ya no tienen naturaleza humana o pensamientos rectos, hagan perversidades sin límite”. (Más allá de los límites de la Tolerancia” de Escrituras esenciales para mayor avance II)

Necesitaba detener la persecución y encontrar al supervisor de los guardias. Un practicante voluntario vino conmigo mientras otros practicantes enviaban pensamientos rectos.

Le dije al encargado de la prisión que me negaba a trabajar porque una buena persona estaba siendo perseguida hasta tal punto, y esto me hacía sentirme inseguro, y que no sabía cuando sería perseguido también. Dijeron que comprobarían el problema.

Tres horas después nos dijeron que el guardia en efecto golpeó al prisionero, y  que debía haber alguna razón. Les dije que el guardia estaba ebrio la noche anterior y golpeaba a la gente. Si ellos se negaban a solucionarlo, mantendría la protesta hasta que el guardia fuera sancionado. Ellos se sorprendieron y dijeron que se encargarían de esto.

Al atardecer nos dijeron que el guardia pidió disculpas y preguntaron qué clase de condiciones queríamos. Mi compañero practicante pidió tres condiciones: Primero, que el guardia pida disculpas públicamente. Segundo, que el practicante que fue golpeado reciba una compensación. Tercero, que no se permitan más palizas, no se debe permitir que vuelva a suceder.

Dijeron que las dos últimas condiciones serían aceptadas pero la primera era muy difícil de llevar a cabo. El guardia no podría realizar su trabajo si pedía disculpas públicamente. Sugirieron que el guardia pidiera disculpas entre nuestros practicantes.

Discutimos la manera y aceptamos la propuesta. El guardia nos pidió disculpas de uno en uno y a medio día habíamos formado un equipo para oponernos a la persecución.

Creemos que el Maestro nos protege y los compañeros practicantes en el exterior de la prisión también nos ayudaron a darnos fuerza. Los compañeros fuera de China llamaron a la prisión y presionaron al personal. Por todo lo anterior, el ambiente de la prisión mejoró.