(Minghui.org) Su Qiong fue un hombre que vivió durante el período de las dinastías del Sur y del Norte (420-589 d.C.). Un día, el joven Su Qiong acompañó a su padre a visitar a un funcionario.

Cuando el funcionario le preguntó si perseguiría ocupar un puesto en el gobierno, Su respondió: “El gobierno debería intentar reclutar gente talentosa en lugar de gente ambiciosa que quiere ocupar cargos”.

El funcionario quedó sorprendido, pero muy impresionado, y nombró a Su Qiong uno de sus asesores.

Detectar el talento y no descansar en pos de la justicia

En el año 532 d.C., Su quedó a cargo de procesar los casos criminales.

Se hizo cargo de un caso de otro oficial del condado de Bing, que utilizó la tortura sobre unos sospechosos que habían sido acusados de robo. A pesar de lograr una confesión a la fuerza, los sospechosos no revelaron dónde habían escondido los bienes robados. Su indagó profundamente en los detalles del caso, y finalmente, encontró a los ladrones reales y recuperó los bienes robados. Los sospechosos injustamente acusados estaban agradecidos con Su.

Más tarde, Su fue promovido al cargo de magistrado del condado del Sur de Qinghe. Un día, un aldeano acusó a un vecino de haberle robado sus vacas y llevó el caso a la oficina de Su. Después de escuchar los argumentos de ambas partes, liberó al vecino e hizo un esfuerzo por buscar al verdadero criminal. Después de que exitosamente detuvo al ladrón y resolvió el caso, todos en el condado quedaron sorprendidos y agradecidos por su talento, y por su determinación para defender la justicia.

Después de eso los ladrones no se atrevieron a cometer delitos en su condado. Más de 100 personas que antes eran ladrones fueron a trabajar para Su, y lo ayudaron a gobernar y a buscar justicia.

Gobernando con virtud e integridad

Una vez hubo una desastrosa inundación en el condado de Su. Miles de familias murieron de hambre. Su reunió a aquellas familias que tenían exceso de comida y les pidió arroz prestado para distribuírselo a las familias hambrientas. Los altos funcionarios fueron a la provincia con la intención de poner un impuesto a las familias hambrientas por recibir arroz prestado. Uno de los ayudantes de Su le advirtió que la investigación que estaban realizando los altos funcionarios podría implicarlo y esto tendría un impacto negativo en su carrera.

Su dijo: "Mientras estas familias se puedan salvar, no me importa si me amonestan”.

Más tarde, Su logró convencer a sus superiores de renunciar a los impuestos, evitando que su pueblo cayese en una mayor ruina financiera. Él siempre estuvo bien posicionado en comparación con otros funcionarios en términos de satisfacción de su pueblo.

Pronto Su fue promovido a ocupar un cargo en la capital. Manejó muchos casos de rebelión, y limpió los nombres de muchos que habían sido injustamente acusados de intentar derrocar al gobierno.

Otro oficial le aconsejó: "Si quieres ascender en tu carrera, debes pensar dos veces antes de reivindicar el honor de las personas acusadas de rebelión. Tu propia vida podría estar en peligro".

Su respondió: "Todos aquellos a quienes reivindiqué habían sido incorrecta e injustamente acusados. No hay nada más para agregar".