(Minghui.org)

Soy coordinador en un equipo de aclaración de la verdad a la gente en China mediante mensajes de texto.

Varios practicantes en el equipo adquirieron el hábito de llegar tarde, irse temprano o no aparecer durante su turno.

Recordé esto a alguien varias veces, pero aun así faltó a su turno tres semanas consecutivas. Hablé con ella en privado, y básicamente la critiqué por ser irresponsable. Luego envié un mensaje a todo el equipo y recordé a todos que sean conscientes de sus tareas. Dos practicantes me respondieron y se disculparon.

Pensaba que había hecho lo correcto, aunque mi tono fue un poco duro. Pensaba que si era muy informal los practicantes no lo tomarían en serio. Aunque les pedía que me corrigieran si me desviaba del camino, en lo profundo sentía que tenía la razón sin condiciones.

Era yo el irresponsable

Shifu debe haberse dado cuenta de que fracasaba en mirarme hacia dentro. Unos días más tarde, comencé a recordar esos momentos en los que era irresponsable y desconsiderado cuando hacía proyectos de Dafa y en mi vida personal.

Una de mis tareas era encargarme de la línea de llamados de aclaración de la verdad. Al principio llevaba el teléfono conmigo donde fuera, y lo encendía a diario. Como recibía muy pocas llamadas, gradualmente comencé a relajarme. A veces olvidaba llevar el teléfono, otras olvidaba encenderlo.

Ahora que pienso en esto, ¡era yo el irresponsable! Aunque había muy pocos llamados, aún era mi deber contestarlos. Shifu y los dioses deben haber visto mi negligencia.

Cuando promocionaba Shen Yun Performing Arts, debía enviar pensamientos rectos en ciertas horas. Sin embargo, muchas veces no lo hacía y cuando lo hacía, no podía entrar en calma.

Me perdonaba cuando llegaba tarde a mi turno en la plataforma RTC, aunque podía haberme ocupado de mis asuntos personales más temprano. También se suponía que debía terminar de llamar a todos los números en mi lista en un tiempo específico. Cuando no terminaba, culpaba a la diferencia de horario de aquí a China. Esto muestra que tomaba mis tareas de manera liviana. Seguro que podía administrar mi tiempo mejor y realizar los llamados.

Luego empecé a abrir mi negocio tarde. Arrastraba mis pies y me excusaba. Por ejemplo, decía: “Ahora es invierno, y la gente no se levanta temprano para hacer compras”. Este es un claro ejemplo de cómo era irresponsable y descuidado.

Recientemente, un practicante me pidió que escribiera una carta y la firmara. Como no tengo impresora, tenía que imprimirla en algún negocio. Lo posponía una y otra vez, y pensaba en un atajo, como tomar una foto de mi firma y enviarla al practicante por celular. Cuando pedí ayuda a mi familia para enviar mi firma, se negaron. Dijeron que no debía enviar mi firma descuidadamente.

Al llamar al practicante y decirle que me llevaría unos días hacerlo, me dijo que estaba bien. Ahora que lo pienso, estaba probablemente ansiosa, pero no quería apurarme.

Me di cuenta de que no he tratado los pedidos de otros practicantes con seriedad, y de que desarrollado el hábito de cuidar de mis asuntos personales. Al otro día, fui a imprimir la carta, y la envié por correo. Tuve algunos obstáculos y todo el proceso me llevó 30 minutos.

Estoy agradecido con aquellos practicantes que consideré “irresponsables”. Su comportamiento es como un espejo que refleja mis falencias para que pueda rectificarme apropiadamente.