(Minghui.org) Soy una mujer de más sesenta de años, solo fui a la escuela durante cuatro años. Hoy quiero compartir mis experiencias de dieciséis años de práctica de Falun Gong.

La redacción de este artículo no fue un proceso fácil. Pero con el aliento cálido y los consejos de otros practicantes tuve la oportunidad de plasmar mis pensamientos en el artículo que estás leyendo.

Una vida problemática

"Tienes más de 60. ¿Cómo es que te ves todavía tan joven y llena de energía?".

Muchas personas me hacen esta pregunta cuando me ven. Mi respuesta es siempre la misma: porque practico Falun Gong.

Si no me hubiera convertido en una practicante, de hecho, mi vida habría sido muy diferente.

Mis padres biológicos murieron cuando yo tenía sólo 5 meses de edad; así que fui enviada a un hogar de acogida después de eso.

Fui a la escuela a los ocho años pero la abandoné después de cuatro años. Creía que les debía la vida a mis padres adoptivos y les di todas mis ganancias después de que empecé a trabajar a los veinte años.

Cuando me casé a los 25 fui entregada sin una dote. En su lugar, mis padres adoptivos querían que yo los siguiera manteniendo financieramente, algo que a mi marido no le gustó. Después de eso él nunca me dio ni un solo centavo.

Con mi bajo salario ahora tenía que mantener a mis padres y a mi nueva familia. Sufría por ello pero no tenía otra opción. Comencé a decirme que esto era algo que podía manejar, y que no era un gran problema.

En casa, me aseguraba de tratar bien a mis suegros y hacer todo el trabajo doméstico como una buena esposa. En el trabajo trataba de hacer mi trabajo de manera sistemática, independientemente de lo cansada que estuviera, como una buena empleada.

Sin embargo, conforme pasaba el tiempo, el estrés financiero, las tareas del hogar, y la fatiga del trabajo, hicieron poco a poco trizas mi salud. Perdí cuatro embarazos seguidos, además de numerosas enfermedades y desordenes nerviosos, problemas en la columna vertebral, y una enfermedad vascular. Como resultado ya no podía manejar el trabajo pesado y podía hacer sólo tareas ligeras.

Un vecino vio mi situación y en 1998 me sugirió, "Falun Gong es totalmente gratuito, y muy eficaz para mejorar la salud. ¿Quieres intentarlo?".

Me inscribí en las conferencias de 9 días del Maestro Li, y fui a la clase que se realizó en una escuela primaria. Cuando llegué al salón corrí hacia el frente con la esperanza de sentarme más cerca del Maestro Li para poder oír todo.

Sin embargo, después de sentarme y mirar a mí alrededor vi que algunos practicantes veteranos ya estaban allí. Ellos se quedaron atrás para que los recién llegados pudieran sentarse.

Falun Gong puede enseñarle a una persona a convertirse en considerada, debe ser una práctica muy buena, pensé.

Ese día me aprendí de memoria los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, y decidí seguir el camino de la cultivación.

Mejorando el Xinxing

Ser una practicante de Falun Gong requiere de mí que mejore constantemente mi xinxing, o carácter moral. Tengo varias historias para compartir sobre esto.

Una vez, después de comprar un poco de carne y volver a casa, me encontré con que la vendedora de la calle me había dado por error una libra extra. Sabía que como practicante tenía la obligación de compensarla adecuadamente.

La vendedora se veía infeliz cuando me vio caminar hacia su puesto, pensando que yo había regresado a regatear. Pero quedó sorprendida y feliz cuando le expliqué la razón de mi regreso.

"¿Por qué has vuelto? La mayoría de la gente hubiera tomado la carne y se habría ido", preguntó un vendedor vecino.

"Bueno, yo practico Falun Gong, y vivo según mis principios", le contesté.

“¡Falun Gong es realmente una buena práctica!", dijo el vendedor.

Me ganaba la vida por medio de mi fábrica de tofu, lo que significaba que tenía que trabajar muy duro. Pero como practicante sabía que tenía que poner los intereses de las otras personas antes que los míos. Me aseguraba de utilizar los mejores productos y hacer el mejor tofu y leche de soja que estuviera al alcance de mis capacidades.

Poco a poco, mi base de clientes creció, todos los clientes disfrutaban de mis productos de soja.

Una vez un cliente se me acercó en frente de otros clientes.

"Está trabajando duro todos los días y su marido no está haciendo nada. ¿Por qué todavía parece tan feliz? ", preguntó.

Sonreí y le respondí: "Hay tres razones. En primer lugar, soy practicante de Falun Gong que sabe para qué es que vive. En segundo lugar, estoy siguiendo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia y estoy contenta por ayudar a otros. En tercer lugar, no tengo muchas expectativas, y estoy contenta con lo que ahora tengo".

Todo el mundo compartió mi sonrisa al oír mis palabras.

Determinación a pesar de la interferencia

Después de la persecución que comenzó en julio de 1999, los asistentes de muchos sitios de práctica fueron arrestados. Fui primero a Changchun, capital de la provincia, para pedir por su liberación. También fui a Beijing dos veces en 2001.

"Tengo que ir a Beijing para apelar por Falun Gong," le dije a mi hijo.

"Estoy contigo. Hay que ir ", dijo. “De lo contrario, sin duda te vas a arrepentir en el futuro".

Pero mi marido no pensaba de esa manera. Se puso frenético al enterarse de que había ido a Beijing. Cada vez que regresaba buscaba razones para culparme y se quejaba mucho.

Cuando llegó el momento de que mi hijo tomara sus exámenes de ingreso a la universidad, mi marido me dio un ultimátum:

"Tienes que escoger: ¿Falun Gong o la familia? Si no escoges la familia nos tendremos que divorciar".

No me sentí intimidada.

"No voy a dejar de practicar Falun Gong", le dije.

Fuimos a la oficina del gobierno local para solicitar el divorcio de inmediato; sin embargo, cuando llegamos allí nos encontramos con que no llevábamos con nosotros los documentos correctos...

Estaba a punto de salir al día siguiente para presentar nuestro divorcio con los documentos apropiados cuando mi marido cambió de opinión. Nunca más encontró problemas con mis creencias.

Durante ese tiempo la policía local comenzó a vigilarme. Seis o siete policías vinieron un día a mi casa, con ganas de tener una "charla" conmigo. Yo no sabía sobre el envío de pensamientos rectos en aquel entonces, pero sabía que no debía ceder a sus demandas.

Les pedí que entraran a la fábrica de tofu conmigo, ellos se sentaron y comencé la conversación a mi manera.

"Falun Gong es la razón por la que estoy saludable tal como me ven ahora. Es también la razón por la que me puedo permitir trabajar tan duro para mantener a mi familia. Falun Gong también me ha enseñado a ser una persona honesta y amable, y me permite hacer el tofu que a todo el mundo le gusta, sin mermas en la calidad".

"Eso es cierto; todos amamos tu tofu ", dijo uno de los oficiales de policía.

"Bueno, si es así, le deseamos lo mejor. Cuide su salud ", dijo otro funcionario del departamento de la ciudad.

Se fueron y nunca más volvieron.

Contándoles a otros acerca de Falun Gong

La lectura de los libros de Falun Dafa no fue fácil para mí. Porque solo fui a la escuela durante cuatro años y había muchas palabras que no conocía. A menudo pedía ayuda a otros practicantes para identificar las palabras, y después de un tiempo finalmente fui capaz de leer Zhuan Falun por mi cuenta.

En julio de 2001 empecé a producir materiales para contarle a la gente sobre la persecución a Falun Gong. Aunque al principio no sabía nada acerca de las computadoras o la impresión, nada obstaculizó mis esfuerzos. Con la ayuda de otros dos practicantes encontramos un lugar, compramos computadoras e impresoras, imprimimos los materiales, y los distribuimos a la gente.

Con la sabiduría que me concedió Dafa, una mujer de 60 años de edad como yo (que sólo sabía hacer tofu en el pasado) ahora es capaz de producir materiales para aclarar la verdad en mi zona. También puedo arreglar las impresoras si es necesario.

Además, me gusta hablarle a la gente cara a cara sobre Falun Gong y sobre la brutalidad del partido comunista chino. La mayoría de las personas con las que hablé estuvieron de acuerdo en renunciar al partido y separarse del autor de la persecución.

Sé que todo esto fue posible debido a Shifu y a Dafa. Gracias, Shifu.