(Minghui.org) Era un día de otoño cuando decidí volver a mi ciudad natal para visitar a mi tía. Dado que estaba a sólo 35 kilómetros de distancia, opté por ir en bicicleta. Salí de casa a las 10:30 de la mañana con dos grandes bolsas de folletos y DVD de Falun Gong para distribuirlos por el camino.

Me desvié muchas veces para poder pasar por pueblos que nunca había visitado antes. Hablé con todos los que conocí acerca de cuán grande era Falun Gong y lo cruel que era la persecución. Fue una experiencia maravillosa, la gente estaba muy feliz de escuchar la verdad, y ayudé a 30 personas a renunciar al PCCh y sus organizaciones afiliadas.

Ya eran las 5 de la tarde cuando terminé de entregar todos los folletos y DVD, pero todavía estaba a cierta distancia de mi ciudad natal. Así que fui a una panadería para tomar un aperitivo y para comprar un poco de torta como regalo para mi tía.

La propietaria de la panadería era una mujer de unos cincuenta años. Parecía estar muy engañada por la propaganda del PCCh en contra de Falun Gong, porque se negó a escuchar cuando le hablé acerca de Falun Gong. Sentí su hostilidad, así que le pagué por mis 2 libras de torta y salí de la tienda sin decir nada más.

A las 7 de la tarde llegué a casa de mi tía y le di el pastel.

Ella preguntó: "¿Por qué me compraste tanto pastel?".

Yo le respondí: "Son sólo dos libras”.

Mi tía dijo: "No, parecen mucho más de 2 libras”.

Viendo la torta nuevamente, me di cuenta de que la dueña de la panadería me había dado 4 libras de torta, probablemente había leído mal la balanza.

A la mañana siguiente cuando volvía a mi casa, pasé por la panadería de nuevo para pagar el pastel extra. La dueña estaba charlando con su vecino cuando entré. Ella me frunció el ceño.

Sonreí y le dije: "Señora, ayer usted me dio el doble de torta de la que yo pagué. Estoy aquí para pagar por el pastel que me dio de más".

Tanto ella como su vecino estaban conmovidos.

"¡Eres tan honesta! No hemos visto a alguien tan honesto en muchos años", dijo la dueña.

Le dije: "Falun Gong me enseñó a ser así, debería agradecerle al fundador de Falun Gong".

Entonces le aclaré la verdad sobre Falun Gong de nuevo. Esta vez, ella escuchó con atención.

"¡Guau! Yo no sabía que Falun Gong es tan bueno", dijo.

Su hija llegó cuando yo me estaba yendo. Oí a la dueña de la panadería hablándole a su hija acerca de mí, "Ella es una practicante de Falun Gong. ¡Es realmente una muy buena persona!".

 

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