(Minghui.org) Mirando hacia atrás en mis 17 años de cultivar Falun Dafa, me di cuenta de que casi todo lo que hice para validar el Fa hubiera sido imposible sin la cooperación y la colaboración de mis compañeros practicantes.

De mis experiencias he aprendido que trabajar juntos como un cuerpo es especialmente importante cuando se trata de rescatar a los practicantes encarcelados por su creencia en Dafa. Un esfuerzo de rescate en el que participé un par de años atrás fue un ejemplo clásico de que nuestra colaboración como practicantes ha sido crucial para tener éxito.

La practicante detenida era de otra ciudad, pero fue encarcelada en la prisión provincial de mi ciudad. Tanto los practicantes locales como los practicantes de las ciudades vecinas estuvieron implicados en rescatar a esta practicante.

Mientras solicitamos su liberación, fuimos rechazados numerosas veces por varias agencias gubernamentales. Sin embargo, no nos desanimamos, porque sabíamos que nuestro objetivo era que el mayor número posible de personas se enteren de la traición del partido comunista chino (PCCh). Así que, durante todo el proceso, instamos a todos los que conocimos a romper cualquier relación con el PCCh e identificarse con los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Aunque no había indicios de que la practicante pudiera regresar a su casa, no nos rendimos y seguimos siendo persistentes. Eventualmente, la practicante regresó a casa medio año después de que iniciáramos el intento de rescate.

Abajo hay algunas historias acerca de nuestros esfuerzos de colaboración para conseguir su liberación.

Encontrando obstáculos mientras intentábamos encontrarnos con la practicante detenida

Todo comenzó cuando un practicante de otra ciudad nos pidió a otro practicante local y a mí si podríamos ayudar a rescatar a una practicante que había sido detenida en prisión durante casi 10 años. La practicante encarcelada estaba muy débil debido a la persecución que sufrió, y a sus padres (también practicantes) no les habían permitido verla durante mucho tiempo.

Decidimos que yo iría a la cárcel a la mañana siguiente junto con los padres de la practicante. Otros practicantes nos ayudarían enviando pensamientos rectos.

Fuimos directamente a la sala de visitas y solicitamos ver a esta practicante, pero fuimos rechazados. Luego lo intentamos con el departamento político de la prisión, pero fuimos bloqueados por un guardia de seguridad. Entonces empezamos a contarle acerca de la persecución en contra de Falun Gong y qué tan gravemente había sido perseguida esta practicante. También le explicamos por qué cultivar en Falun Gong no es contra la ley, y que la persecución viola la ley.

Luego de escucharnos, su actitud cambió gradualmente. Después de un tiempo, se nos permitió entrar en el edificio.

Nos reunimos con los jefes de los departamentos de política y disciplina y vimos también al representante de la fiscalía local de la prisión. Les dijimos que la situación de esta practicante era muy grave y pedimos que sea liberada.

Sin embargo, todos negaron que la practicante hubiera sido perseguida y eludieron sus responsabilidades. Entonces solicitamos ver al director de la prisión, pero no sin resistencia por parte del personal penitenciario. ¿Qué íbamos a hacer?

Al encontrarnos con éstas dificultades, nos animamos mutuamente para seguir firmes y no rendirnos. Pensamos que no deberíamos ser afectados por lo que estaba ocurriendo en la superficie y hacer lo que debíamos hacer.

La razón por la que íbamos allí era rescatar a la practicante, pero en realidad, era también una oportunidad para salvar seres conscientes. Podíamos hablar con el personal de la prisión y esclarecerle los hechos. Decidimos quedarnos y esperar al director.

Un guardia en la oficina intentó deshacerse de nosotros.

Le dije con una sonrisa: "¿Qué haría si esto le pasara a uno de su familia? Si su vida estaría en peligro, ¿no querría hablar con el director?".

Más tarde cambió su actitud, después de que le hablamos de la persecución, y dejó de decirnos cosas hirientes.

En el pasillo, nos encontramos con familiares de otros detenidos. Les hablamos acerca de cómo fue perseguida la practicante allí. También les dijimos que, si renunciaban al partido comunista chino (PCCh), podrían salvar sus vidas, y ellos nos mostraron su compasión.

Finalmente, pudimos ver a la practicante en prisión, después de varias semanas de clarificar los hechos a los guardias de la prisión y a diferentes departamentos gubernamentales.

Cooperando como un cuerpo durante el proceso de apelación

Encontramos a la practicante en condición crítica, sin embargo, ella todavía seguía siendo perseguida cruelmente. Consternados por el tratamiento al que la sometían, sus padres y yo estábamos decididos a ir a la oficina de administración de la prisión de la provincia local para apelar y pedimos su liberación para recibir tratamiento médico.

Antes de ir a la oficina de administración de la prisión, le pedimos a una practicante especializada en derecho que nos preparara los documentos formales. Ella escribió una carta poderosa, hablando de por qué la persecución viola la ley y clarificando los hechos a quien iba a leerla.

Llevamos la carta a la oficina de apelaciones de la oficina de administración de la prisión provincial y a otros departamentos, muchas veces, pero no hubo resultados tangibles.

Nuestro trabajo no mostraba un progreso evidente inmediato, incluso después de un largo período de esfuerzo agotador. Compartimos nuestras experiencias con otros practicantes para averiguar lo que iba mal, y ellos nos recordaron que primero miremos hacia adentro. ¿Además, estuvieron nuestros corazones llenos de compasión cuando nos acercamos a los guardias y a los funcionarios? ¿Realmente pensábamos en las situaciones de esos policías y guardias de la prisión? ¿O sólo queríamos rescatar a la practicante? También vieron que los padres de la practicante detenida no estudiaban el Fa lo suficiente. Así que sugirieron que los padres vinieran a estudiar el Fa con nosotros.

Tratamos de entregar la carta al departamento de derecho judicial local de la provincia, para que el congreso local del pueblo acuse a los guardias de la prisión que perseguían a la practicante. Sin importar a quien nos encontrábamos, nos asegurábamos de tratarlos con compasión y no guardar rencores contra nadie. Sabíamos que les habían lavado el cerebro y que habían sido engañados por las mentiras y la propaganda del PCCh.

También hablamos con la gente que conocimos en el camino –en las calles, en los autobuses y en las oficinas– sobre la persecución y la renuncia al PCCh.

La practicante detenida finalmente fue liberada después de más de medio año de esfuerzos de tratar de rescatarla.

En este esfuerzo de rescate estuvieron involucrados muchos practicantes de nuestra zona y de otras ciudades. Algunos enviaron pensamientos rectos, otros escribieron cartas a diferentes ministerios, algunos enviaron información a la página web Minghui y algunos proporcionaron alojamiento gratuito a los padres de la practicante detenida.

En particular, una mujer que acababa de perder a su marido y tenía que cuidar de sus padres y niños pequeños, hizo lo mejor para ayudar con las labores de rescate. Pasó una noche entera escribiendo una carta a la gerencia de la prisión, instándolos a liberar a la practicante detenida.

Todos sabíamos que el proceso de rescatar a la practicante detenida era también un proceso de clarificar los hechos y salvar a la gente. Esta es nuestra obligación y nuestro voto.

¡Gracias por la ayuda de Shifu! ¡Y, gracias, compañeros practicantes!