(Minghui.org) Cuando distribuimos información sobre Falun Dafa, es común que la gente nos grite “¡Falun Dafa es Bueno!” para que otros sepan que están en contra de la persecución. Algunas personas incluso se acercan y nos piden más material sobre Falun Dafa.

Junto a dos de mis compañeros practicantes visitamos un pueblo en enero. Primero vimos tres aldeanos y nos acercamos. Les contamos que renunciar al partido comunista chino (PCCH) y sus asociaciones afiliadas y cortar lazos con el PCCh les traería un mejor futuro. Nos agradecieron y estuvieron de acuerdo con nosotros.

Nos pedían más material de Falun Dafa, como calendarios, volantes sobre Falun Dafa y amuletos. Dos renunciaron a las organizaciones del PCCh, mientras que uno nunca había jurado dar su vida por las organizaciones comunistas. Entonces, sólo le pedimos que recordara que “Falun Dafa es bueno” y así su vida sería bendecida. Nos agradecieron y se fueron.

Seguimos caminando. Un auto pasó cerca de nosotros y se detuvo. Mientras nos acercábamos, tres personas en el vehículo empezaron a gritar “¡Falun Dafa es bueno!”. Dijeron: “Pasamos al lado de ustedes y los reconocimos como practicantes de Dafa. ¿Nos darían por favor material de Falun Dafa?”. Le dimos algunos volantes de Falun Dafa y otras cosas. Todos renunciaron a las organizaciones comunistas.

Poco después otro vehículo nos había pasado y se detuvo. Las personas gritaban “¡Falun Dafa es bueno!” y decían: “Los estuvimos buscando por mucho tiempo. Queremos material sobre Falun Dafa”. Les dimos bastante material de Dafa. Cuando les preguntamos si habían renunciado al partido dijeron: “Personas amables como ustedes viven en nuestro pueblo. Todos renunciamos a las organizaciones comunistas hace tiempo. Nos gusta mucho leer material de Dafa, así que los estábamos buscando”.

El conductor dijo: “Está oscureciendo y usted debe tener unos 80 años. Debe estar cansada. La llevaré a su casa”. Una de mis compañeras le respondió: “Tenemos aún algunas calles más que debemos visitar. Le agradecemos, pero estamos bien”.

Llegamos al final del pueblo. Nos encontramos con un padre y su hija y los ayudamos a renunciar a las organizaciones del PCCh y les dimos materiales.

Cuando estábamos regresando a nuestros hogares, tres mujeres nos llamaron y corrieron hacia nosotros. “¿Le quedó material de Falun Dafa? También queremos un poco”. Les dijimos: “¡Si, tenemos!”. Todas renunciaron a las organizaciones del PCCh.