(Minghui.org) Vivo bastante lejos de mi ciudad natal, pocas veces voy a casa, pero a menudo estoy en contacto con mis hermanas. En 2013 traté de contactar a la segunda, pero fue inútil, lo que era habitual. Finalmente, en abril de ese año, mi sobrina me dijo que a su madre le diagnosticaron cáncer de vejiga y que había sido sometida a tres cirugías. El médico recomendó algunas más. Estaba deprimida y su salud se deterioraba día a día. No quería hablar con nadie.

Mi único pensamiento fue que Falun Dafa podía salvarla, por lo que decidí visitarla y llevarle una copia de Zhuan Falun, el libro principal. También empaqué los cedés de las conferencias del Maestro y los devedés de Shen Yun Performing Arts, así como también materiales de información de Dafa.

Cuando llegué allí, se veía muy enferma y depresiva. Me quedé con ella, le hablé sobre las bondades de Dafa y le dije que solo Dafa podía salvarla. En poco tiempo se convirtió en una firme creyente en la práctica y con detenimiento escuchó las conferencias del Maestro. Estudiamos juntas Dafa y le enseñé los ejercicios. A la noche miramos el devedé de Shen Yun.

Le leí Zhuan Falun, ya que no podía hacerlo sola. Al momento que tuve que partir, habíamos finalizado la Lección Séptima. Le recordé que le dijera a sus hijas que se lo leyeran, que escucharan las conferencias y que continuaran haciendo los ejercicios.

Mi hermana las escuchó diariamente. La llamé por teléfono en mayo de 2014, y ella respondió. Me dijo en un fuerte tono de voz que se había hecho un control en el hospital y que los resultados fueron normales. Ya no había necesidad de otra cirugía.