(Minghui.org) En la noche del 26 de diciembre de 2014, me dirigí a la casa de una compañera practicante para hacer carteles de aclaración de la verdad. Cuando estaba cruzando la calle, un auto me atropelló. Volé y caí al suelo, perdí la consciencia. Sucedió que un testigo que vivía en los alrededores conocía a mi familia y se apresuró a notificar a mi marido.

Mi marido, también practicante de Falun Dafa, llegó y me vio tendida en un charco de sangre. Ninguno de los espectadores que allí había creía que sobreviviría. Mi marido, sin embargo, estuvo calmado. “¿Por qué no le pides al Maestro que te ayude?”, me dijo, mientras estaba inconsciente.

Cuando llegamos al hospital, la revisión reveló que tenía un número de serias heridas: ambas piernas estaban quebradas en tres partes, y los huesos triturados hacían sonidos internos; la cadera, los hombros y la columna estaban agrietados; las costillas estaban rotas; tenía dos dedos quebrados; y una vertebra cervical estaba partida en dos. Permanecí inconsciente nueve días.

Al despertar, pedí de inmediato irme a casa. Mi hijo me advirtió que permaneciera en el hospital. Yo le dije: “Tengo a mi Maestro, así que voy a estar bien”. Los médicos me dijeron que podía morir o entrar en estado vegetativo si no me operaba la vertebra cervical rota. Recomendó a mi familia que me llevaran a Beijing para la operación, ya que el hospital local no estaba adecuadamente equipado.

Después de estar 13 días en el hospital, regresé a casa. Tan pronto como llegué, pedí a mi familia que me quitara el cuello ortopédico. Tres días después, les pedí que quitaran los dispositivos de tracción de 100 kg alrededor de mis tobillos. Al quito día, comencé a salir de la cama para usar el baño. Un mes más tarde, pude caminar hasta la puerta con la ayuda de un banquito.

Mi hermano me sugirió que enyesara mis piernas para ayudar a que mis huesos rotos sanaran, y mi marido quiso comprarme una muleta. “No, no necesito usar los métodos de curación de las personas comunes”, dije. “Tengo a mi Maestro”.

Durante este difícil período, hice los ejercicios de Falun Dafa tanto como pude. Mientras estaba en la cama del hospital, traté de realizar los movimientos del primer, segundo y tercer ejercicio. Después de que los dispositivos de tracción fueron removidos de mis piernas, pedí a mi familia que me ayudara a sentarme, y apoyándome en un edredón doblado, traté de hacer el cuarto ejercicio. El dolor era insoportable, y juntar las manos en la posición de “Heshi” era incluso más difícil.

Para el día 25, estaba de pie haciendo los ejercicios. Tuve que apoyarme en la cama para sostenerme, porque me era difícil, y mis ropas quedaban empapadas de sudor después de cada ejercicio. No podía agacharme para realizar el cuarto ejercicio, así que me senté en un banquito para hacer los movimientos. Sin embargo, después de otra semana, fui capaz de pararme y hacerlo.

Un mes después del accidente, comencé a intentar hacer el quinto ejercicio. Mis dos piernas estaban rotas, con partes de mis huesos sobresaliendo en mi piel. Comencé doblando mi pierna izquierda y dejando la derecha completamente estirada. Cinco días después, pensé que sería capaz de poner encima mi pierna derecha, y tuve éxito, fui capaz de sentarme en la posición de loto simple. Luego de sentarme en esta posición por diez días, una practicante me visitó y me preguntó si podía sentarme en la posición de doble loto. Cuando ella se fue, traté lentamente de mover mi pierna izquierda poco a poco, y eventualmente pude apoyarla sobre mi pierna derecha. ¡Volví a tener éxito!

Era el momento preciso para el envío de pensamientos rectos. Lo hice en la posición de doble loto por 15 minutos, y terminé sintiéndome muy bien. Entonces, continué enviando pensamientos rectos por otros 15 minutos y luego otros 15 minutos más. Tenía un edredón doblado para apoyar mi espalda y una almohada en mi pecho. Fue doloroso, pero en última instancia, ¡logré sentarme en la posición de doble loto! Después de eso, a menudo me sentaba en la posición por un máximo de hora y media cada vez.

Diariamente, mientras permanecía en cama, lloraba y pedía al Maestro: “¡Maestro, por favor, ayúdeme a ponerme en pie! Quiero salir a salvar personas. ¿Cómo puedo salvar a alguien estando en cama?”.

Dos meses después del accidente, traté de caminar sin la ayuda de ningún soporte. Caí al suelo y termine tendida en el piso de la sala. No estaba herida, pero no podía levantarme. Algunos practicantes que estaban de visita me ayudaron. Después de este revés, practiqué caminar todos los días. En cada ocasión, podía ver signos de mejoras.

Comencé a salir sentada en los triciclos de otros practicantes. Salía de viaje todos los días para difundir la verdad sobre Falun Gong y advertir a las personas que renunciaran al partido comunista chino (PCCh).

Un día, cerca de dos meses y medio después del accidente, mi marido, mi hermana y yo fuimos a una feria local. Yo estaba sentada en el triciclo de mi marido, mientras que él y mi hermana partieron en diferentes direcciones para distribuir volantes de aclaración de la verdad. En unos pocos minutos, un vendedor cercano accedió a renunciar al PCCh. Mientras continuaba sentada en el lugar, llamaba a los transeúntes y les entregaba DVDs de Shen Yun.

En un corto tiempo, tuve éxito ayudando a más de 20 personas a renunciar al PCCh y sus organizaciones afiliadas. Cuando mi hermana regresó, estuvo muy sorprendida de cómo me las arreglé para ayudar a tantas personas en tan poco tiempo, incluso sin moverme. Ella solo había ayudado a cinco personas a renunciar. ¡Ambas supimos que fue una especie de milagro!

Mi hermano también es practicante. Mientras estuve en el hospital, llamó a mi hijo y a su esposa, y a mi hija y a su esposo, y estando juntos les dijo que no podían utilizar el accidente como una excusa para extorsionar por dinero al conductor que me atropelló. “No saben lo que perderán si extorsionan por dinero a otras personas”, les dijo. Mis hijos y sus parejas estuvieron de acuerdo en no buscar remuneraciones financieras del conductor y su familia.

Cuando pedí irme del hospital, le dije al conductor del auto: “Me voy, si me quedo más tiempo, necesitarás pagar más. Podría terminar en cientos de miles de yuanes”. Él estaba preocupado y me dijo que no estaba en condiciones de irme del hospital. Le dije que iba a estar bien, porque tenía a mi Maestro para cuidarme.

Estuve en el hospital un total de 13 días. La familia del conductor pagó la factura del hospital y los costos de medicamentos. No pedimos ningún otro dinero, ni les dijimos de otros costos adicionales. Estaban muy agradecidos, pero les dije que deberían dar gracias al Maestro Li en su lugar. Ellos también accedieron a renunciar al PCCh.

Hoy, estoy completamente recuperada. Incluso mis piernas, cuyos huesos rotos se asomaban en mi piel, se ven como si nada hubiese pasado. A menudo camino 8 kilómetros al día para hacer trabajos de aclaración de la verdad.

Estoy muy agradecida al Maestro Li. ¡Él me ha dado tanto! Estoy muy en deuda con mis preciosos compañeros practicantes que me han ayudado a través de estas tribulaciones.