(Minghui.org) Soy una señora mayor que vive en la granja de un pueblo de la provincia de Hebei. La gente me llama abuela Shen. Tengo muchos hijos y una familia feliz.

Un proverbio chino dice: “Los desastres pueden llegar en cualquier momento, y el tiempo puede cambiar rápidamente".

En una época cuando todo era armonioso en mi vida, de repente llegó la enfermedad. Me sentía débil, y atormentada por muchos síntomas de enfermedad. Todo lo que quería hacer era descansar.

Me diagnosticaron cirrosis en su última etapa, una condición donde el hígado no funciona correctamente. El médico dijo que no eran aconsejables tratamientos agresivos, considerando mi edad. Básicamente significaba nada para hacer y solo esperar morir.

Estaba demacrada y mi vientre había crecido, como si estuviera embarazada. Sin embargo, solo lo opuesto estaba tomando lugar. Estaba muriendo.

Algunos practicantes de Falun Dafa vinieron a mi casa cuando mi familia se estaba preparando para una muerte inminente. Me dijeron que uno necesita hacer buenas acciones, y lo que va, vuelve.

Me pidieron que repita dos oraciones “Falun Dafa es bueno. Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”. También me contaron muchas historias de pacientes recuperados después de recitarlas.

Seguí su consejo. Un mes más tarde, mi vientre retornó a su tamaño normal, gané peso y mi tono facial fue saludable.

Mi esposo rompió en lágrimas al ser testigo de mi recuperación, y toda mi familia estaba feliz por mí. Les dijeron a todos con los que se encontraban cómo tener un cuerpo saludable, y alentaron a la gente a recitar “Falun Dafa es bueno. Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”.

Quiero agradecer a Falun Dafa y a su fundador, que me dio una segunda vida.