(Minghui.org) Soy un minero retirado que se lastimó en 1980 cuando una mina de carbón colapsó. Sobreviví al accidente pero quedé paralizado. Sufría mucho y perdí toda esperanza –hasta que encontré Falun Dafa.

Han pasado 30 años desde que mi equipo quedó atrapado en ese accidente de la mina. Mientras se quitaban los soportes de acero para usarlos en otro lado, el techo del túnel colapsó y una gran roca cayó sobre nosotros.

Mi brazo derecho y gran parte de mi cuerpo inferior quedó atrapada en la roca. Alguien eventualmente nos encontró y pidió ayuda.

Los que vinieron a rescatarnos, tenían experiencia. Sabían que no podía moverme porque mi espina estaba herida. Fueron quitando el carbón debajo de mí de a poco hasta que me sacaron. El colapso de la mina mató a mis compañeros al instante e hirió a otros ocho mineros.

La radiografía mostraba que mis primeras tres vertebras estaban fracturadas y que la médula espinal entera estaba dañada. Tenían que operarme para insertarme una placa lumbar. Después de sobrevivir a una operación de más de ocho horas, me dijeron: “Usted realmente supera las probabilidades. Todas las máquinas en ese túnel quedaron destrozadas pero usted sobrevivió”.

Después de seis meses podía caminar con muletas. Tenía una familia con niños, los cuales me daban la voluntad para vivir a pesar del sufrimiento físico y mental. Fui a muchos hospitales en Beijing y Tianjin, pero los médicos allí me dijeron que ya estaba recibiendo el mejor tratamiento disponible.

Falun Dafa me dio una vida nueva

En la primavera de 1997, me uní a un grupo de práctica de ejercicios de Falun Dafa. Al principio, solo podía hacer los ejercicios sentado en la silla de ruedas. Gradualmente, sentí el calor que fluía desde mis piernas, y el dolor en mi espalda aminoró. Leí las enseñanzas, hice los ejercicios, y cultivé mi mente, y mi condición física mejoró.

Tuve tanta suerte de poder aprender Dafa. Solía tener mal temperamento, el cual había empeorado por mis heridas. Me quejaba mucho y a menudo ventilaba mi enojo en mis niños. Después de comenzar a cultivarme, entendí el principio de “pérdida y ganancia” y logré controlar mi temperamento mejor. Mi vida familiar mejoró, y después de un tiempo, dejé las muletas. Después de unos años volví a la normalidad: los efectos de las heridas desaparecieron.

Superando la persecución

Después que el partido comunista prohibió Falun Dafa, fui a la plaza Tiananmen para apelar por el derecho a practicar y decirle a la gente sobre esta práctica espiritual y la persecución. Regresé a mi pueblo natal cuando la persecución empeoró. El secretario del partido de mi unidad laboral y una decena de policías vinieron a llevarme a un centro de lavado de cerebro.

Les conté sobre mi mejoramiento físico y mental con la práctica de Dafa y también sobre los cambios positivos en mi vida familiar. Escucharon y miraron la cicatriz de 15 centímetros de largo en mi espalda. Se quedaron sin palabras cuando se dieron cuenta cuánto me había beneficiado Falun Dafa. El secretario del partido dijo que podía practicar en mi casa. Esa fue la última vez que me acosaron.