(Minghui.org) Desarrollé muchos problemas de salud a través de la exposición a materiales peligrosos por casi 10 años en mi trabajo de galvanoplastía. Cuando comencé a practicar Falun Gong en 1996 las toxinas de mi cuerpo fueron limpiadas. Estuve perfectamente sana durante los últimos 18 años. Falun Dafa también me enseñó a ser una buena persona. Siento como si hubiera vuelto a nacer, con un nuevo estilo de vida.

Mi cuerpo entero sufría por el envenenamiento. No podía comer nada con aceite. Eran frecuentes diarreas y dolor de estómago, debía tomar sopa de arroz en casi todas las comidas. Tenía presión  alta, enfermedades coronarias, uterinas, trastornos de piel y problemas crónicos de garganta. Perdía el conocimiento a menudo.

Ninguna medicina podía ayudarme. El único camino para controlar mis síntomas eran inyecciones de globulina. Renuncié al trabajo pero mi salud aún empeoró. Mi cara se veía oscura y con manchas. Mi cabello negro se volvió completamente gris a mis cuarenta años. Me confundían con la madre de mi marido. Cada día era una lucha. Perdí la esperanza.

El 13 de junio de 1996 fue el punto de inflexión en mi vida. Un amigo de mi marido me contó sobre una serie de ejercicios y lecturas de qigong y sugirió que la probara. Había estado profundamente influenciada por el ateísmo, y descreí tan pronto como mencionó a Buda. Pero dijo que muchos funcionarios jubilados del partido iban a la reproducción de los videos de esta serie de conferencias, incluyendo muchas personas que yo conocía. Decidí probarlo por curiosidad.

Pasó en la Lección Segunda del fundador de Falun Gong, el Maestro Li Hongzhi. ¡Luego de mirar la grabación pensé que era grandioso! Tan pronto como finalizó, le pedí al amigo de mi esposo que me comprara el libro Falun Gong. Me lo entregó a la mañana siguiente. Terminé de leerlo el mismo día. Sentí que era exactamente lo que había estado buscando. En las mañanas comencé a ir al sitio del grupo de ejercicios de Falun Gong.

En solo tres o cuatro días después de comenzar a hacerlos mi cuerpo se sintió liviano. Solía estar agotada al subir escaleras. Luego sentí que hasta volaba sobre ellas. Mi piel no estuvo irritada desde entonces. No necesité más medicinas ni inyecciones. Todas mis enfermedades gradualmente desaparecieron a medida que continué estudiando el libro y haciendo los ejercicios. ¡Es verdaderamente la mejor ciencia del mundo!

Aunque tengo 64 años ahora, me siento con tanta energía como en mis veinte. Puedo cargar una gran bolsa de arroz hasta el cuarto piso con facilidad. Cuando mis ex compañeros me vieron, dijeron que me veía mucho mejor que 30 años atrás. Alrededor de un tercio de mi cabello gris volvió a ser negro. ¡Es algo que la ciencia moderna no puede lograr!

No estaría hoy aquí si no fuera por Dafa. ¡Gracias, Maestro, por darme una nueva vida y enseñarme a seguir Verdad-Benevolencia-Tolerancia! ¡Falun Dafa es grandioso!