(Minghui.org) Lin Xue, de cuarenta y cuatro años de edad, es una señora cálida y extrovertida. Nadie creería que hace solo cinco meses sufría de cáncer de mama y de una profunda depresión. Sorprendentemente, todos sus síntomas desaparecieron al poco tiempo de empezar a practicar Falun Gong.

“¡Finalmente sé cómo se siente estar perfectamente saludable y libre de enfermedades!”, dijo la Sra. Lin con una enrome sonrisa en la cara.


Lin Xue agradecida a Falun Gong por su nueva salud.

Lin Xue y su hijo meditan juntos.

La Sra. Lin sufría de depresión desde los 13 años de edad. No podía descansar por las noches y se sentía mareada durante el día. Su depresión e insomnio se habían vuelto un círculo vicioso. Para peor, le diagnosticaron cáncer de mama en 2011. Aún después de operarse para extirparlo, el miedo de que éste resurgiera la atormentaba.

También sufría de varios trastornos ginecológicos que la mantenían despierta durante la noche por el dolor. Aun si lograba dormirse, se despertaba sobresaltada por alguna pesadilla con el corazón en la boca, latiendo violentamente. Ni los tratamientos occidentales ni los orientales le habían servido, y parecía que no tenía a quién acudir para encontrar la calma.

Un día de 2013, un pariente la llama y le cuenta que Falun Gong proporciona increíbles beneficios a la salud. Al comienzo su esposo se mostró cauteloso debido a la persecución que sufren quienes lo practican en China, pero finalmente leyó el libro Zhuan Falun y constató que no habría problema alguno si su esposa aprendía la práctica.

Al evocar sus primeras experiencias con la práctica Lin dijo: “Comencé a leer el libro y a hacer los ejercicios de Falun Gong todos los días. Al poco tiempo comencé a sentir una corriente de energía. ¡Era maravilloso! Continué haciendo los ejercicios diariamente”.

Al cabo de un par de meses su insomnio había desaparecido completamente. “¡Yo no sabía que una persona podía llegar a vivir una vida tan saludable y sin angustias! Nunca había dormido tan bien como ahora”.

Efecto en cadena

Siendo testigo de la curación de Lin, su esposo comenzó a practicar también.

Lin le contó a su amiga Alei de Vancouver, quien había estado luchando con problemas de salud, sobre su milagrosa sanación.

El marido de Alei se sumó a practicar con ella, y sus problemas de ciática que nunca había podido curar con otros tratamientos, pronto se desvanecieron. Cuando los padres de Alei vinieron a visitarla desde Fuzhou en China, vieron los cambios positivos en ella y su marido y también comenzaron a practicar Falun Gong. Antes de irse de Vancouver de regreso a China dijeron que continuarían practicando ya que los hacía sentir más saludables, y que el libro Zhuan Falun era inspirador.