(Minghui.org) Me gustaría acompañar a los numerosos dizi que desearon a nuestro estimado Maestro ¡un Feliz Festival de Medio Otoño!

Conforme el tiempo pasa, muchos de los sucesos de mi vida se olvidarán, pero los días que estuve con nuestro estimado Shifu vivirán por siempre en mi memoria.

En el otoño de 1993, estuve al borde del colapso luego de fracasar después tanto luchar en la vida. Con mala salud y una carrera triste, vi la vida a través del vacío del mundo material. Quería morir, pero tenía deberes para con los ancianos y para con los niños en mi familia. Y quería aprovechar la tonsura (afeitando la parte superior de la cabeza para devoción religiosa), pero fui rechazado por el templo.

Más tarde conocí a un adivino. Me dijo: "no te conviertas en monja. Un maestro de alto nivel te enseñará pronto".

Le pregunté dónde estaba. “En el noroeste” dijo. Entonces decidí encontrar a mi Maestro.

Aparentemente por casualidad, un mes más tarde me dieron dos entradas para la conferencia de qigong del Maestro Li Hongzhi. Mi madre y yo fuimos, y la relación predestinada fue atada. Durante la conferencia, el Maestro nos dijo que alcemos una mano para que pudiera darnos a cada uno de nosotros un Falun para experimentar. Viendo algo que giraba debajo de la piel en mi palma, grité con gran entusiasmo a mi madre que practicaría Falun Gong.

Nunca olvidaré el 12 de septiembre de 1993, día en que participé en el primer seminario de Falun Gong en mi ciudad, y he estado practicando desde entonces. Bajo la protección misericordiosa y la guía de Shifu, lo he hecho atravesando pruebas y tribulaciones.

Por diez clases en ocho días, estuve bajo la infinita gracia de Fo. Mi cuerpo y alma estaban siendo purificados, y entendí el verdadero sentido y propósito de la vida. Para mi mayor alegría, me bañé en la felicidad de volver a nacer y ser rescatado de nuevo. El sentimiento me ha animado repetidas veces a avanzar diligentemente en mi camino de la práctica de cultivación.

Nunca olvidaré el tiempo precioso pasado con el Maestro —Sus enseñanzas serias, su salvación misericordiosa y el haberme despertado de un sueño profundo. En una clase, por una fracción de segundos, los ojos del Maestro y los míos se encontraron, y sentí que los ojos del Maestro de repente brillaban. Inmediatamente sentí un temblor en mi cuerpo. Un choque, como nunca he experimentado, de repente estalló de las profundidades de mi alma.

Una voz fuerte resonó en mis dimensiones —“¡He encontrado finalmente a mi Maestro!”. Todas las células y las partículas en mi cuerpo brincaban y aclamaban con entusiasmo. Los sentimientos de felicidad, alegría, maravilla, magnificencia, santidad, sorpresa y familiaridad me rodearon y envolvieron. Como si el tiempo se congelara, la sensación de ese momento se convirtió en mi eterna memoria y recuerdo.

El momento más inolvidable fue después de la última clase. El Maestro tenía que tomar el tren hacia otra ciudad esa noche para dar otro seminario que empezaba al día siguiente. Después de que el Maestro contestó a todas las preguntas, unos estudiantes dieron discursos en el escenario y agradecieron al Maestro por su salvación misericordiosa. La última estudiante dijo llorosa que ella era discapacitada. Llevaba un chaleco de acero y dijo que su vida era un infierno. Durante el seminario, el Maestro ajustó su cuerpo dos veces, ella se deshizo del chaleco de acero y fue curada.

Ella dijo que tuvo que pedir dinero prestado para asistir al seminario porque tenía dificultades financieras. El maestro inmediatamente dijo al practicante que reembolsaría la matrícula de 50 yuanes. La practicante se negó aceptarlo. “No lo puedo aceptar”, dijo con lágrimas. “No sería el discípulo del Maestro si lo hiciera. Quiero ser el discípulo del Maestro”. El Maestro entonces dijo que podría tomar la mitad, pero ella absolutamente se negó. ¿Cómo puede el dinero medir lo que el Maestro nos ha dado?

La escena conmovió a todos hasta las lágrimas. ¡Cuán compasivo es el grandioso Maestro! En efecto es como el Maestro dijo:

“No se habla sobre qing entre el Shifu y los dizi,

La bondad del Fo crea de nuevo Cielo y Tierra”.

(“Bondades entre el Shifu y los dizi” de Hong Yin (II)

El corazón de todos estaba siendo tocado, estremecido, purificado, y sublimado en la gracia infinita de Fo, y muchos lloramos. Tal vez los dioses estaban llorando en esta escena también. De repente, un fuerte deseo se produjo en mí de querer dar la mano al Maestro. Por lo tanto, fui al pasillo central en el auditorio y lo esperé.

Durante los largos aplausos, los estudiantes se quedaron alrededor del Maestro mientras caminaba hacia afuera. Todos se apresuraron a estrechar la mano de Él, y por fin fue mi turno. Inmediatamente, una corriente cálida bajó por todo mi cuerpo, y una energía poderosa me envolvió. En ese momento mi mente estaba vacía. No tenía ningún pensamiento impuro, mi mente y mi cuerpo se purificaron a tal punto que sentí como si ya no estaba en esta dimensión. Fue una sensación de inmortalidad. El lenguaje humano no puede describir tal sensación.

Fue tan profundo que incluso me olvidé de decir gracias. Como dice el viejo refrán: "no se puede agradecer la amabilidad que es demasiado grande para pagar". ¿Cómo podría un lenguaje humano expresar gratitud por la gracia del Maestro de dar renacimiento? Cada vez que pienso esto, las lágrimas corren por mi rostro. La gracia del Maestro es infinita. Como dizi, no puedo pagarla, pero sólo puedo avanzar más y más diligentemente. Por último, me gustaría expresar mi gratitud con el siguientes poema:

Presiona las manos delante de mi pecho

  • Una alondra canta en el viento,
    volví a ti otra vez en mi sueño.
    No se necesitan palabras en el momento feliz,
    aprieto mis manos frente a mi pecho.
    Nobles rayos iluminaron el firmamento,
    numerosos seres conscientes sonrieron con alegría,
    no se necesitan palabras en el momento feliz,
    presiona las manos frente a mi pecho.
    Mi corazón late con gratitud,
    arco iris salieron de tus palmas,
    el cielo se cubrió de nubes de colores,
    aprieto mis manos frente a mi pecho bajo su gran benevolencia.