[Minghui Net] “Tenemos que hacer algo. Incluso aunque la sustracción de órganos no me influya directamente, es un asunto moral que nadie debería ignorar”, manifestó la profesora Maria Fiatarone Singh sobre sus esfuerzos para exponer y acabar con la sustracción de órganos.

Singh, profesora de medicina en la Universidad de Sídney, habló recientemente en la primera vista celebrada por Parlamentarios Contra la Sustracción Forzada de Órganos (PAFOH son sus siglas en inglés) en Canberra, la capital de Australia, para promover acciones legislativas con el fin de terminar con este crimen contra la humanidad.

Varios meses le llevó preparar su presentación Sustracción forzada de órganos en vida: Ley, ética médica y responsabilidad social, que realizó el 16 de julio.

Hablando sobre su motivación para unirse a la iniciativa global para acabar con la sustracción de órganos en China, Singh compartió que se enteró por primera vez de este crimen en 2006, a través de David Matas, un abogado internacional de derechos humanos experto en el asunto de la sustracción de órganos.

La profesora tuvo más tarde la oportunidad de reunirse con practicantes de Falun Gong que han sufrido grave persecución. Se quedó profundamente impresionada por el hecho de que no vio odio ni resentimiento en ellos: “Su tipo de perseverancia y dignidad es muy inspiradora”.

Durante su presentación el día 16 de julio, mostró ejemplos de países en todo el mundo que están tomando acción legal contra la sustracción de órganos. Ella espera que el gobierno australiano dicte leyes que ayuden a terminar en profundidad con este crimen contra la humanidad.

Maria Fiatarone Singh, profesora de Medicina en la Universidad de Sídney, se hace una foto con una practicante de Falun Gong que sufrió persecución en China, frente al Parlamento en Canberra, después de una vista para terminar con la sustracción de órganos en vida en China.

 

Utilizando datos y resultados de investigación, señaló que comparado con otros países: “No hay nada virtualmente en el camino hacia la donación voluntaria de órganos, y aún así por los datos que sabemos de los últimos 20 años más o menos, ha habido un número creciente de trasplantes en China”.

Ella enumeró algunos investigadores cualificados que han estado investigando esto desde 2006.

- Los nominados canadienses al Premio Nobel de la Paz, David Kilgour y David Matas, ambos abogados de derechos humanos, estimaron que en China se realizaron unos 41.500 trasplantes de órganos sin explicación de las fuentes de los órganos.

- Ethan Gutmann, investigador y periodista galardonado, señaló, después de entrevistar a más de 100 testigos, que al menos 65.000 practicantes de Falun Gong han sido asesinados por sus órganos en China entre 2000 y 2008.

Señaló también que las propias estadísticas del Ministerio de Sanidad mostraban que el 95% de las fuentes de los trasplantes de órganos en China provenían de presos ejecutados y presos de conciencia.

La profesora hizo un llamamiento a la comunidad internacional para instar al régimen chino a detener inmediatamente sus crímenes de sustracción de órganos en vida.

También le animó el hecho de que senadores y diputados que asistieron a la vista obviamente querían mostrar su preocupación sobre este asunto. Ella cree que las cosas buenas vendrán una detrás de otra. También se dio cuenta de que el senador John Madigan y el diputado Craig Kelly, fundadores de PAFOH, prestaron mucha atención a este asunto y en realidad han hecho mucho para avanzar en ello.

El Senado australiano aprobó una moción de forma unánime el 21 de marzo de 2013, pidiendo que el gobierno apoyara las iniciativas de Naciones Unidas y el Consejo de Europa para oponerse a la práctica de la sustracción de órganos en vida en China.

La profesora cree que es un buen punto de partida, pero se necesita crear más leyes sólidas que combatan la práctica de la sustracción forzada de órganos en vida, los grupos y traficantes ilegales de órganos e incluso a los compradores de órganos, para impedir que sigan ocurriendo estos asuntos.

Cree que uno se convierte en cómplice, si recibe un órgano sin el consentimiento del donante. Por eso, se necesita promulgar leyes que cambien la situación, señaló.

Singh afirmó con optimismo que las actividades dentro y fuera de Australia que conciencian sobre la sustracción forzada de órganos en vida ayudarán a detener este crimen. Ella cree que el Parlamento mostraría un fuerte apoyo.