[Minghui Net] En octubre de 1999, fui a Beijing a apelar por Falun Gong. Me arrestaron ilegalmente y me enviaron a un campo de trabajo forzado.

Estábamos sobrecargados con trabajos forzados. Nos levantábamos a las 4 de la mañana todos los días y sólo nos dormíamos a medianoche. A veces teníamos que terminar el trabajo en nuestras celdas durante toda la noche. Los reclusos en las prisiones son los espías de los guardias. Se encargan de monitorear a los practicantes de Falun Gong y nos golpean para complacer a los oficiales con el fin de reducir sus términos en la prisión.

En mi celda, había dos reclusas. Una era Guo quien era muy feroz y siempre nos golpeaba. La otra era Jing. Ella maldecía a todos los que no le agradaban. Sin embargo, yo le agradaba y nunca me maldecía. Dormíamos en literas y mi cama estaba arriba de la suya. Cuando trabajábamos, siempre se sentaba a mi lado. Le aclaré la verdad sobre Falun Gong, le expliqué cómo Falun Gong enseña a las personas a ser compasivas y cómo purifica los cuerpos y las mentes de la gente. También le conté mis propias experiencias. Me escuchó atentamente.

Cuando vi que aceptó lo que le dije, recitamos con otras practicantes Hong Yin y otras enseñanzas de Shifu. De esta manera, estudiábamos juntas el Fa. Jing cambió mucho, dejó de insultar a la gente y empezó a sonreír. Su piel se volvió  hermosa y rosada.

Una noche, Jing tuvo un sueño. En el sueño, ella era una niña de tres años. Yo la tomaba de la mano y la llevaba a un barco brillante, dorado. Todos vestíamos ropa de hadas. En el barco había mucha gente y algunos eran practicantes de nuestra celda. Estuve muy feliz por Jing y le recité el poema "Sonrisa" de Hong Yin. Me pidió que le enseñará a recitar Hong Yin y estuve de acuerdo.

Se lo enseñé frase por frase. Aprendió unos dos poemas largos y tres o cuatro más cortos. Cuando estudiaba, estaba muy seria. Por la noche, le recité "Escrituras esenciales para mayor avance".

Después de un tiempo, a Jing se le abrió su tianmu. Vio la rotación del Falun y vio a las practicantes sentadas o durmiendo sobre flores de loto. En otra dimensión, ella era una niña de tres años y yo la cuidaba todos los días. Jing estaba emocionada y cada vez más decidida en practicar la cultivación.

Me dijo: "Después de que me liberen, quiero validar el Fa en Beijing". Me conmovió su pensamiento recto y le dije que primero lea Zhuan Falun. Un día me pidió solemnemente que le enseñara los ejercicios.

Me quedé sorprendida y tenía lágrimas en los ojos. Jing era muy valiente al querer aprender los ejercicios en un ambiente tan hostil y peligroso. Cuando habíamos intentado hacer la práctica, yo y otra practicante habíamos sido golpeadas brutalmente. Nos  esposaron a tubos de calefacción, en una posición donde no podíamos estar paradas pero tampoco de cuclillas. El guardia nos abofeteaba las caras si cerrábamos los ojos. No pudimos hacer los ejercicios aunque lo intentamos muchas veces. Jing sabía esto, pero todavía quería aprenderlos. Le dije: "Te enseñaré los ejercicios incluso si me van a golpear hasta la muerte. Primero vamos a dormir y nos despertamos mutuamente“.

Sin embargo, no desperté hasta las 4 de la mañana, cuando ya era la hora de ir a trabajar. Me sentí culpable y le pedí disculpas. Felizmente, Jing dijo: "No importa. Alguien ya me los enseñó". Sorprendida, le pregunté quién le había enseñado.

Miré a las demás practicantes en la celda, pero todas negaron con las cabezas. Jing dijo: "A las 3 de la mañana, una campana antigua sonó tres veces. Entonces, una persona sentada sobre una flor de loto vino a mi cama y me dijo que él me enseñaría los ejercicios". Le pedí a Jing que me describiera a esta persona y me dijo: "Llevaba ropa amarilla con rayas rojas".

Según su descripción, pensé que había sido Shifu (el fundador de Falun Gong). Me conmoví y también me preocupé un poco por las interferencia de otras dimensiones. Le pregunté si aprendió los ejercicios. Me dijo que no, porque había ejercicios de pie y un ejercicio sentado y no podía recordar todo. Así que le presenté brevemente los cinco ejercicios.

Una semana más tarde, la persona que describió Jing empezó a regresar a las 3 a.m. cada noche y le enseñó los ejercicios. Una mañana me dijo muy feliz que había aprendido todos los ejercicios. Estaba muy feliz por ella y le dije que la iba a ver haciendo los ejercicios después del trabajo, cuando los presos no iban a estar cerca. A medianoche, cuando los prisioneros salieron a devolver las herramientas, de trabajo, Jing hizo el quinto ejercicio en su cama.

Hizo los movimientos correctamente. Cuando terminó, la agarré de las manos con  lágrimas en los ojos y le dije: "¡Es increíble! Nuestro compasivo Shifu te enseñó los ejercicios. ¡Sé diligente y agradécele a Shifu!".

Todas las practicantes en la celda lloraron. Nos miramos entre nosotras llorando y no hay palabras para describir nuestros sentimientos en aquel momento. Sabía que todas estábamos muy agradecidas con Shifu.

Han pasado quince años desde entonces, pero todavía lloro cada vez que recuerdo ese momento. No sé cómo expresar mi gratitud por la infinita compasión de Shifu. 

El poder milagroso de Falun Gong curó mis enfermedades

Me gustaría compartir otra historia que muestra la compasión de Shifu. Mi enfermedad posparto, que me había torturado durante nueve años, desapareció cuatro días después de aprender Falun Gong.

Había desarrollado una enfermedad después dar a luz a mi hija en 1988. Mis piernas y pies tenían reumatismo severo y necesitaba cubrirlas cada vez que me sentaba. No podía usar faldas y siempre tenía que taparme. Me hice varios tratamientos pero no sirvieron de nada.

El 9 de mayo de 1996, el cuarto día después de que aprendí Falun Gong, hice los ejercicios en un parque, junto con otros practicantes. Cuando hice el segundo ejercicio, sentí mis piernas como si las hubiera sumergido en agua helada. Las sentía cada vez más frías. Al terminar el ejercicio, mis piernas quedaron completamente sin sensibilidad y no me podía mover. Los demás practicantes se fueron y era la única que se había quedado en el parque. Estaba un poco asustada. Mi tiempo en la mañana era muy apretado y tenía que volver a cocinar e ir a trabajar.

Cuando empecé a preocuparme, sentí una corriente caliente que me recorrió desde la cabeza a los pies. Cuando traté de moverme nuevamente, todo había vuelto a la normalidad y desde entonces nunca más tuve la sensación de frío en mis piernas.

En aquel momento, sólo había practicado la cultivación durante cuatro días y no tenía un profundo entendimiento del Fa. La enfermedad que me había torturado durante nueve años desapareció completamente, igual que mis otras enfermedades. Estoy muy agradecida con Shifu. Él me ayudó a librarme del dolor para convertirme en una nueva persona. Lo único que podía hacer para recompensar la compasión de Shifu era ser diligente.

En este día sagrado y grande de 13 de mayo, quiero agradecerle a Shifu una vez más. ¡Feliz cumpleaños, Maestro! Seré diligente y tendré acciones y pensamientos rectos. Haré las tres cosas bien, cumpliré con mi promesa y regresaré a casa.

 

Versión en inglés: http://en.minghui.org/html/articles/2014/5/23/1317.html