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Comencé a practicar Falun Dafa hace 16 años cuando enfrentaba un divorcio y sufría de varias enfermedades. Fue Falun Dafa lo que me ayudó a recuperar mi salud física y mental y salvó mi matrimonio. Para ayudar a otras personas a que se beneficiaran de esta maravillosa práctica como me sucedió a mí, comencé a compartirla con mis profesores colegas y varios de ellos también comenzaron a practicar.

Antes de la persecución, los administradores de mi escuela nos apoyaban mucho y nos dejaban utilizar el gimnasio. Más de cien personas de todos los caminos de la vida se unieron a nosotros para practicar y estudiar juntos el Fa. Mi vida era simple y estaba llena de felicidad.

Mientras me enfocaba en cultivarme diligentemente, la persecución comenzó en 1999. La administración de mi escuela y la gente de la estación de policía local hablaron conmigo, y también restringieron mi libertad. Independientemente de lo que ocurriera a mi alrededor, nunca dejé de clarificar los hechos a la gente, particularmente a quienes me perseguían. Con mi ayuda, algunos entendieron la verdad y renunciaron al partido comunista chino (PCCh).

Hacer cosas malas trae tragedias

Fui arrestada ilegalmente en el 2006 y mi casa fue saqueada. Pero cuatro días después que me encarcelaron, la persona que me reportó a la policía murió en un accidente de tránsito. Su hijo que acababa de casarse hacía un mes también murió, y su nuera quedó en estado vegetativo. El personal del PCCh de la localidad quedó impactado.

Me mantuve recitando el Fa, practicando los ejercicios y clarificando los hechos a la gente todos los días en el centro de detenciones. También ayudé a una persona detenida a renunciar al PCCh la primera noche que fui detenida. Ella me escuchaba contarle sobre la belleza de Falun Gong y la verdad sobre la persecución todas las noches. En consecuencia, fue liberada luego de estar detenida sólo nueve meses en vez de recibir una sentencia como esperaba por el tipo de crimen que había cometido. Entender los hechos sobre Falun Gong le trajo buenos resultados.

El retrato de Shifu

El tercer día, el jefe del equipo de seguridad doméstica me trajo ropa de mi casa. Aunque el centro de detenciones revisó todo, encontré el retrato de Shifu junto con un botón que decía “Verdad-Compasión-Tolerancia es bueno” en un bolsillo. Agradecí a Shifu con lágrimas en los ojos.

Una semana después, mis hijos vinieron a verme y me trajeron más ropa. Me dieron en secreto un emblema del Falun. Entendí que Shifu había usado esta oportunidad para motivarme a que tuviera fuerzas, así que me volví más firme. Me liberaron seis semanas después.

Shifu me protege todo el tiempo

Tan pronto retorné a mi casa en agosto del 2012, mi esposo me dijo molesto que la policía quería que fuera a la estación de policía. También me llevó a la ventana y me dijo: “¿Ves a esa gente abajo en las escaleras? Vienen a buscarte pronto”.

Me dije que ellos habían venido a escuchar la verdad, así que debo salvarlos. Fueron manipulados por las fuerzas del mal y no entendían la verdad sobre Falun Gong. No les temía en absoluto.

Sonó el timbre y un grupo de oficiales de la oficina 610 y la policía venían por mi hijo. Les dije: “La persona que me reportó la vez pasada se encontró con tribulaciones. ¿Se les ha olvidado? No quisiera que les pasara a ustedes lo mismo, pero deben dejar de asistir a la persecución a practicantes de Falun Gong, de lo contrario las consecuencias podrían ser malas”.

Mis pensamientos rectos eliminaron las fuerzas malignas que los controlaban y se fueron. Mientras se iban les dije una vez: “Por favor reciban la oportunidad de un buen futuro. ¡No participen en la persecución a Falun Gong y a sus practicantes!”. Uno de ellos dijo: “Ok, ok”.

Luego que se fueron, mi hijo me dijo que más de 20 personas habían venido a arrestarme mientras me dirigía a casa, pero por alguna razón, no me vieron cuando regresaba.

Les dije: “Tal vez Shifu me protegió. Siempre que tengamos pensamientos rectos, Shifu nos protegerá”. Mi hijo respondió: “Es un milagro”.

Una batalla entre el bien y el mal

Alguien de mi escuela llamó y me dijo que personas de la oficina 610 y del centro de lavado de cerebro querían hablar conmigo. Le dije a la persona que llamó que no quería que molestaran a mi familia. Él me llamó de nuevo y me dijo que irían a mi oficina en vez de a mi casa. Al principio no quería reunirme con ellos, pero luego cambié de parecer porque sería una buena oportunidad para clarificarles la verdad.

Más de dos docenas de personas vinieron. Les dije que no tenía mucho tiempo ya que tenía que ir pronto a casa para cuidar de mis nietos, y también ir al hospital a ver al suegro de mi hijo que estaba internado allí.

Les pregunté sus nombres, pero ninguno se atrevió a dármelo. Dos hasta querían irse inmediatamente. Les dije que todos habían sido engañados por la propaganda del PCCh. Les advertí que si participaban en la persecución a Falun Gong se encontrarían con retribución. Todos se fueron decaídos.

Más tarde la oficina 610 me rogó que les prometiera que dejaría de practicar Falun Gong. Les dije: “Falun Gong es practicado por gente en más de cien países. Sólo el PCCh nos prohíbe practicarlo, ¿Por qué debería parar?”.

Una persona de la oficina 610 me dijo que había recibido unos DVDs de Falun Gong, pero en vez de reportar al practicante a la policía, le dio los DVDs a su esposa que los regresó rápidamente. Él quería que le dijera que había hecho un buen trabajo. Le dije que ese practicante había puesto tesoros en sus manos, pero que él los había rechazado. Le dije que si recibía un DVD de Falun Gong de nuevo en el futuro, tenía que verlo porque toda su familia se beneficiaría de la información. Él se puso feliz de escuchar lo que le dije.