(Minghui.org) Un joven en mi área estaba ofreciendo enseñar ejercicios de qigong de forma gratuita a principios de 2000. Mis amigos estaban todos entusiasmados y me dijeron que debería asistir.

Yo nunca había oído hablar del qigong o de una práctica llamada Falun Dafa. De hecho, me llevó un tiempo llegar a pronunciar este nombre. Sabiendo que mis amigos estarían allí, y por curiosidad, fui.

Falun Dafa me intrigó desde el principio. No tenía idea de si iba a seguir con ello, así que lo tomé con calma. Han pasado casi 15 años desde que comencé esta práctica.

Me gustó la idea de que fuera gratis, ya que siempre me había preguntado sobre cómo podrías cobrar por algo que es tan bueno y que lo que uno desea es compartirlo. Había algo que me impulsaba a seguir adelante.

Una de las lecciones más importantes que he aprendido es que lo que elegimos hacer tiene consecuencias y afecta a lo que sucede en nuestra vida y al mundo de hoy. Cada pensamiento y cada acto tiene consecuencias, y las decisiones que tomamos, o bien fortalecen, o debilitan nuestro espíritu o alma.

Como dice el viejo refrán: "Sembramos lo que cosechamos y cosechamos lo que sembramos". Es la ley de causa y efecto, y todos estamos atados por ella. La gente paga por lo que hace en la vida que lleva. Vivir de acuerdo con los principios universales de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, mejora nuestro carácter moral y nos ayuda a ser más desinteresados y considerados con los demás.

A veces tenía dudas, no obstante por sobre todo fui muy sólido en creer que había un ser superior que dirige nuestras vidas. No obtuve las respuestas que estaba buscando a través del cristianismo, así que me adentré en la metafísica y comencé a estudiar la naturaleza fundamental del ser y la filosofía budista, entre otras cosas. Aunque me parecía que alcancé nuevos entendimientos estos todavía no satisfacían mis arraigadas y profundas preguntas sobre la vida y el universo, y el por qué estamos aquí.

Crecí en un entorno familiar sólido, pero no me tomé en serio lo que significaba ser responsable de mis acciones. Cuando joven era más bien rebelde. Recién después de unos años de vida adulta, fue que entendí que siempre había consecuencias producto de mis acciones. Sin embargo, no me di cuenta de lo serias que eran esas consecuencias hasta que empecé a practicar Falun Dafa.

Falun Dafa ha respondido a mis preguntas sobre la vida, y me ayudó a darme cuenta de cómo manejamos todo a nuestro alrededor. Por lo tanto, no deberíamos centrarnos en los demás sino en cambiar nosotros mismos.

Hay un dicho que me gusta: "Cuando juzgas a alguien, no lo defines a él, te defines a ti mismo". Las otras personas son como un espejo, atraes hacia ti lo que necesitas aprender. Dado que no conocemos las circunstancias, no creo que tengamos ningún derecho a juzgar a los demás.

Al asumir la responsabilidad de nuestras acciones, no solo estamos ayudando a nuestro espíritu, también estamos dando un ejemplo para los demás.

También he llegado a comprender que todo sucede por una razón, y no creo que sea debido a la suerte o por coincidencias. Tampoco creo que vivamos en una especie de universo loco, o accidental, sino que las cosas suceden de acuerdo con ciertas leyes del universo y son pre-arregladas por los seres divinos.

Descubrí que la respuesta es estar atento a cada pensamiento y acción, y dejar de lado los apegos y los viejos hábitos que no nos sirven. Creo que si respetamos los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, incrementaremos nuestra virtud y tendremos un buen futuro.

Todavía tengo un largo camino por recorrer hasta convertirme en una persona altruista, pero mirando hacia dentro para asegurarme de que cada pensamiento y acción estén en línea con los principios universales, estaré unos centímetros más cerca. Sin dudas  habrá un día del juicio final. Viviendo una vida digna y virtuosa, nos aseguramos que no haya nada que lamentar.