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Historias antiguas chinas sobre cómo luchar contra la lujuria (Parte 5 de 5)

Nov. 10, 2014

(Minghui.org) 

Continúa de la parte 4

15. Di Renjie

Di Renji, nacido en Taiyuan, fue primer ministro durante la dinastía Tang. Cuando era un hombre joven, era alto y apuesto.

En el camino hacia la ciudad capital para tomar el Examen Imperial, se quedó en una posada. Esa noche, mientras estaba leyendo un libro, la nuera del posadero, una hermosa joven viuda, entró en su habitación.

Durante el día ella se había sentido atraída hacia Di. Incapaz de controlar su lujuria fue a su habitación para coquetear con él. Ella le dijo que quería pedirle prestada su lámpara para poder encender la suya.

Di estaba muy consciente de sus verdaderas intenciones y le dijo cortésmente: “Viendo una mujer atractiva como tú, me acuerdo de las palabras de un viejo monje”. “¿Qué dijo?”. Preguntó la mujer.

Di Renji respondió: “Antes de hacer este viaje a la capital, estuve en un templo budista preparándome para el examen. Un anciano monje me ofreció algunos consejos: ‘Al verte’, dijo: ‘Puedo decirte que estás en camino a llegar a posiciones altas. Pero no debes dejar que tu lujuria y deseo arruinen tu futuro’. Realmente me comprometí a respetar sus palabras”.

Y prosiguió: “Te quedaste con la familia de tu difunto esposo en tu condición de viuda, lo cual es algo honorable. Por favor, no actúes impulsivamente y arruines tu nombre. Recuerda que tienes que cuidar de tus ancianos suegros y de tu pequeño hijo. En los tiempos antiguos, las mujeres eran admiradas por preservar su castidad”.

La mujer se echó a llorar e inclinó su cabeza. “Muchas gracias por tu honestidad”, dijo. "Voy a recordar la conversación de hoy y moderaré mi conducta para siempre”. La mujer salió de la habitación después de agradecerle repetidamente a Di.

Un poema en honor a Di Renji:

Los jóvenes deben tener cuidado de la lujuria.

No arruinen su futuro.

Di Renjie, un hombre ejemplar, le dio un buen consejo a una mujer:

“Mantén tu honor, benefíciate a ti misma y a los demás”.

Así cuenta la leyenda.

16. El emperador Ren de la dinastía Song

Zhao Zhen, también conocido como el emperador Ren, fue el cuarto emperador de la dinastía de Song. Estuvo en el poder por 42 años, más que ningún otro emperador de la dinastía Song.

El emperador Ren era conocido por su bondad y humildad. Un día, Wang Su, un funcionario que no dudaba en presentar objeciones, sugirió que el emperador debía abstenerse de tener relaciones sexuales con mujeres.

El emperador Ren dijo: “De hecho, hace poco, Wang Deyong me presentó a algunas bellezas. Estas mujeres se están quedando en la Residencia Imperial. Realmente me gustan. ¿Me permitirías que me quede con ellas?”.

Wang Su respondió: “Mi consejo de hoy habla exactamente sobre este tema. Estoy realmente preocupado de que Su Majestad pueda estar atraído por estas mujeres”.

El emperador Ren sabía exactamente lo que quería decir el consejo de Wang, así que de mala gana le ordenó a un eunuco: “Dale un poco de dinero a cada una de las mujeres que Wang Deyong trajo al palacio y envíalas  a su casa”.                                                                                                                                                                                                                                                                                       

El emperador se puso a llorar. Wang Su dijo, “Ahora que Su Majestad está de acuerdo con mi consejo, no hay necesidad de apresurarse”.

El emperador Ren le dijo: “Aunque sea el emperador, no soy inmune al sentimentalismo humano. Si fueran a quedarse aquí por más tiempo, me involucraría emocionalmente con ellas y no podría soportar la idea de echarlas”.

Un poema en honor al Emperador Ren:

Una buena persona tiene compasión y principios.

Una buena persona puede soportar dificultades.

El emperador Ren controló su deseo y sentó un ejemplo para los otros.

Esto trajo paz y prosperidad, dejando de esta forma, el Emperador, un legado duradero.

17. Sima Guang

Sima Guang, un historiador y escritor de la dinastía Song del Norte, estuvo a las órdenes de cuatro emperadores. Era un caballero y tenía gran integridad. Era un modelo a seguir por su humildad y ética de trabajo.

Cuando su esposa, la señora Zhang, no logró concebir después de más de diez años de matrimonio, ella empezó a preocuparse.

Sima Guang la consoló diciéndole: “Tener o no tener hijos es nuestro destino predestinado, y no es algo que podamos cambiar. Otros niños crecerán y se convertirán en la columna vertebral de la sociedad”.

La Señora Zhang le sugirió a Sima Guang que tomara una concubina, pero Sima Guang no estuvo de acuerdo.

Un día, la señora Zhang encontró a una muchacha joven que ella consideró que podía ser una buena candidata para convertirse en la concubina de Sima Guang. Fue llevada al estudio de Sima Guang cuando él estaba concentrado en su trabajo y por lo tanto ni siquiera notó se presencia.

La joven tomó un libro y le preguntó: “Su Señoría, ¿qué tipo de libro es este?”.

Sima Guang miró el libro y respondió: “Ese es el libro Shang”. Y continuó concentrado en su trabajo, ignorándola por completo. Después de un rato, la chica se fue en silencio.

La Señora Zhang no se rindió. Antes de hacer un viaje fuera de la ciudad, se encontró con otra chica y le dijo que fuera a ver a Sima Guang por la noche. Cuando la chica se presentó en su estudio por la noche para servirle el té a Sima Guang, Sima Guang le dijo: “La Señora no está en casa. ¿Por qué estás aquí? Por favor, vete ahora mismo”.

Un poema en honor a Sima Guang:

Estos tres santos de la escuela confuciana son conocidos por su honestidad.

Fueron humildes durante toda su vida.

Siguieron los principios y conductas correctas.

Estaban contentos con su suerte predestinada, trabajaron duro, y restringieron sus deseos.

 

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