(Minghui.org) He sido perseguida, y mi familia destruida. En los últimos 15 años me enviaron a un campo de trabajos forzados por un año, y me dieron dos sentencias de tres años en prisión porque me mantuve firme en mi creencia en Falun Gong. Mi esposo estuvo muy enfermo y falleció unos días después de que me detuvieran en 2008 porque no tenía a nadie que cuidara de él. Mi hija menor tuvo que huir de casa para evitar la persecución. Esta es mi historia.

Mi nombre es Xiang Longqing (向隆晴). Tengo 49 años de edad y soy de Honghuatao, en la ciudad de Yidu, provincia de Hubei. Los oficiales de la policía de Honghuatao ingresaron forzadamente y allanaron mi casa el 20 de julio de 1999. Se llevaron el libro Zhuan Falun y mis otros libros de Falun Dafa. Intentaron forzarme a escribir una declaración de que prometía no practicar más Falun Gong.

Les dije: “Yo practico acorde a los principios de Verdad, Benevolencia, Tolerancia. Falun Gong ayuda a la gente a mantenerse saludable. ¿Qué hay de malo con eso?”.

La policía de la ciudad de Yidu me detuvo dos veces en el año 2000, y me enviaron a un campo de trabajos forzados por un año.

En 2008 estaba aclarando la verdad acerca de la persecución a Falun Gong en una verdulería cuando policías de civil me arrestaron y llevaron al centro de detención de Yidu. La policía utilizó tácticas crueles para intentar lavarme el cerebro. Allanaron mi casa e incautaron versiones escritas a mano de libros de Falun Gong y materiales de aclaración de la verdad como evidencia. Me condenaron a tres años en prisión.

Los oficiales intentaron forzar a mi esposo enfermo a reportar mis “crímenes”. No había nadie que pudiese cuidarlo cuando me detuvieron y falleció unos días después. Mi hija aun no había terminado la escuela primaria y tuvo que abandonarla para irse a vivir con otras personas para evitar ser continuamente hostigada.

Los guardias del centro de detención me llevaron al crematorio de mi esposo. Tres meses después fui transferida a la prisión de mujeres de Wuhan, donde fui torturada tan duramente que estuve al borde de la muerte. En ese momento la prisión notificó a mi hermana mayor. Me liberaron bajo fianza con un mes de anticipación para tratamiento médico.

Seguí estudiando el Fa y haciendo los ejercicios en casa, y paulatinamente recuperé mi salud. El Maestro salvó mi vida una vez mas.

Estaba distribuyendo información acerca de Falun Gong y la persecución en la tarde del 30 de junio de 2011 con otra practicante en la ciudad de Yidu cuando alguien nos reportó y fuimos arrestadas. Me llevaron al centro de detención de Yidu.

Chen Sanxin (陈三新), el guardia principal, y Li (李), el director del centro de detención, me encerraron con un asesino que me golpeaba diariamente.

Los guardias me pateaban cuando me llevaban al tribunal. No podía caminar y mis extremidades estaban adormecidas. No se me permitía ver a mis parientes. Me condenaron a tres años en prisión una vez más y me llevaron a la prisión de mujeres de Wuhan.

En la prisión de mujeres de Wuhan me trataban aun peor que en el centro de detención. Los guardias le daban directivas a varios presos para perseguirme y observarme las 24 horas. Me encerraron en el techo de un edificio de cuatro pisos. Era verano y la temperatura superaba los 40°C. Intentaron lavarme el cerebro forzándome a escuchar audios que denigraban a Falun Gong. Luego de no tener éxito en “reformarme” organizaron un sistema de vigilancia para impedir que duerma o me siente.

Una vez, una interna llamada Hu Hong (胡红) me dijo que caminase. Caminé. Y luego me dijo que no debería caminar. Estaba muy engripada con mucha tos en ese momento y también tenía incontinencia. Me atacó, golpeó duramente mis orejas, y me insultó. Me agarró del pelo y me golpeó, pateó y aplastó. El guardia Yi Nuo (易娜) también me pateó. Tenía la cara magullada y estaba seriamente herida. Finalmente, otros lograros alejar a Hu de mí.

El guardia Cai Ping (蔡平) tomó lista luego del almuerzo y dijo que yo era vaga. Toda mi celda tendría que permanecer de pié como castigo. Se le ordenó a las presas arrastrarme de mi cama y ponerme de pié. La prisión redujo la sentencia de Hu y condonaron su pena por su participación en la persecución a practicantes de Falun Gong.  

Mantuve mi creencia firme en Falun Gong y en Shifu, y no me rendí sin importar cuán terriblemente me torturasen en prisión. Me liberaron en junio de 2014.