(Minghui.org) Me gustaría compartir la siguiente experiencia.

Un practicante simple

Hay un practicante en mi sitio de práctica que sólo asistió a la escuela primaria. Siempre sigue las exigencias de las enseñanzas de Falun Dafa, y progresa con diligencia. Puede sentarse con las piernas cruzadas en doble loto y estudiar las enseñanzas durante tres horas o más. Mientras medita, frecuentemente tiene la sensación de estar sentado en una cáscara de huevo. “Lo que Shifu dice es lo que yo hago”, dice a menudo. Cuando compartimos experiencias, con frecuencia cita las palabras de Shifu, y a la mayoría de nosotros nos gusta escucharlo.

Sus pensamientos son simples, con pocas nociones, y casi siempre lo que dice está basado en el Fa. Algunos practicantes le hacen preguntas, pero no saben qué hacer después de que él les contesta. Él les dice: “No siempre tienes que entender. Tal vez todavía no sea el momento. Cuando llegue el momento, el Fa se manifestará delante de ti de forma natural”.

Al principio, no estaba completamente de acuerdo con él. Yo pensaba que las respuestas a algunas preguntas eran obvias para algunos practicantes, pero que a otros había que explicárselas. Pensaba que las partes del Fa que no entendíamos, las debíamos tratar de analizar hasta que las entendiéramos. Incluso creía que debíamos buscar significados y consejos detrás del significado superficial.

Cómo me veo como practicante

Soy un intelectual, y me gusta pensar. Trato de analizar todo. Me aseguraba de entender y poder explicar los significados superficiales del Fa. También descubrí muchas cosas que la ciencia no podía explicar. Siempre pensé que mi forma de estudiar el Fa era correcta, y que el enfoque del otro practicante era demasiado extremista. Él a menudo paraba a otros practicantes cuando estos hacían muchas preguntas. Mi pensamiento era que debíamos tratar de formular y responder preguntas para poder entender mejor los principios del Fa en su conjunto.

Hace un tiempo las viejas fuerzas trataron de interferirme. Ni bien cerraba los ojos, veía escenas, que a veces eran cosas y personas de la vida real, y a veces no. Los veía cuando meditaba o cuando enviaba pensamientos rectos. Traté de descubrir qué era lo que hacía que viera estas escenas para así poder detener la interferencia. Yo quería saber qué era lo que estaba viendo desde la perspectiva de los niveles altos, qué era lo que las escenas estaban tratando de decirme, y quería saber si yo todavía estaba cultivándome en un nivel bajo.

Intercambiando con el otro practicante

No podía entender por qué estaba viendo estas escenas, así que hablé con ese practicante acerca de ellas. Él me dijo que no tenía que pensar tanto en esto. Le dije que cualquier acontecimiento podía ser la forma en que Shifu nos intentaba decir algo, y que no deberíamos perder la oportunidad de mejorar. Le pregunté: “Si yo no sé lo que significan, ¿cómo puedo eliminarlas?”. Me preguntó si las escenas estaban interfiriendo con lo que hacía. Le dije que sí. “Si están interfiriendo contigo, ¿por qué no acabas de eliminarlas en lugar de tratar de entenderlas? ¿Quieres que continúen interfiriendo contigo?”. Sus palabras sonaban razonables, pero no era la respuesta que yo quería oír.

Hay dos tipos de practicantes a los que las viejas fuerzas no se atreven a perseguir. Unos son los practicantes que conocen muy bien las enseñanzas. Las viejas fuerzas no pueden encontrar lagunas en su carácter y no hay razón para perseguirlos. El otro tipo de practicantes son aquellos con pensamientos muy simples. No tienen mucho que compartir con los demás, pero creen 100% en las enseñanzas y en Shifu. No tienen muchas nociones humanas que les impidan hacer lo que Shifu les pide que hagan los practicantes. Ellos nunca se preguntan “¿por qué?”.

Reflexionando en mi casa

Pensé en cada palabra que dijo el practicante después de que llegué a casa. No había nada malo en lo que él me dijo, pero yo no podía aceptarlo. Yo necesitaba entender los principios, mientras que él tenía pensamientos simples. Yo no creía que su forma de pensar fuera apropiada para mí. Entonces me pregunté: “¿Por qué no puedo ser un poco más simple? ¿Será que puedo cambiar mi forma de pensar?”.

Me consideraba como un intelectual, y siempre evaluaba todo preguntando: "¿Tiene sentido eso?". "¿Es un hecho científico?". Esto provenía de la ideología comunista que aprendí durante decenas de años. Me di cuenta de que este no era el camino que debía recorrer, y decidí desprenderme de esta forma de pensar.

Cuando aprendí por primera vez Falun Dafa, no pude tan solo creer en lo que decía Shifu sin tener dudas. Pasé por un proceso de “duda-explicaciones-avance” antes de poder aceptar las enseñanzas. Después de 18 años decidí romper con mi manera lógica y científica de pensar. Era totalmente innecesaria e incorrecta. Me di cuenta de que podía simplificar mis pensamientos, y aún así creer y hacer lo que Shifu decía y pedía. Ni bien llegué a esta conclusión, mi corazón se volvió ligero y pude finalmente aceptar lo que el practicante me dijo.