(Minghui.org) Con frecuencia pensaba que poco me importaban las pertenencias o el prestigio, y que la gente que me conocía también pensaba lo mismo. Aunque no tenía riquezas, prestaba dinero a otros, desde miles a decenas de miles. No tengo más ahorros, y no me preocupo demasiado cuando otros me piden prestado.

Creo que las cosas más difíciles de soltar son los apegos a la reputación y a la autoestima. Cuando otros deliberadamente sacaban ventaja de mi, siempre pensaba que no me importaba perder ese poco de interés propio. Por dentro, sin embargo, pensaba: “¡Cómo te atreves a tratarme tan mal! ¡Cómo te atreves a tomarme por tonta!”.

Intenté todo para suprimir esos apegos, de contender, a mi reputación , y al profundo resentimiento que sentía por los que sacaban ventaja de mi. Pasé muchas pruebas y tribulaciones de este modo.

Un día de repente me di cuenta que si otros no quisieran mis preciadas pertenencias pero sólo quisieran una piedra o el barro de mi jardín, ¿se movería mi corazón? En ese momento descubrí cuán fuerte era mi apego a las posesiones materials y al prestigio.

El soltar las pertenencias y el estatus social estaba mezclado con el corazón de “soy mejor que los demás”, el corazón impuro de la búsqueda de fama. ¿Cómo se escondió tan bien y por tanto tiempo? Por haber pensado erróneamente que ya lo había soltado, y otros también comentaban que lo había hecho bien en ese aspecto.

Shifu dijo:

Probablemente, el jefe también diga que esta persona es realmente capaz y que hace todo bien. Quizás todos sus colegas también digan que esta persona es apta, hábil y talentosa”. (Zhuan Falun)

Cuando tu conocimiento de esta dimensión se incrementa, cuando tu conocimiento de todas las cosas en esta dimensión se vuelve más y más claro, y tú aparentemente te vuelves más y más consciente, en realidad estás bloqueándote a ti mismo más y más”. (“Exponiendo el Fa en el Fahui de Suiza”)

Me iluminé a que cuando uno está seguro de algo por mucho tiempo, eso puede ser el origen de muchas tribulaciones y dificultades. Cuando uno logra encontrar la raíz del apego y eliminarla, muchas cosas se pueden resolver fácilmente. A veces, aunque la raíz ya no esté, aún nos aferramos al apego desarraigado sólo por hábito.

Por ejemplo, cuando mi suegra trata abiertamente a mis hijos diferente de sus otros nietos, estaba celosa y pensaba que era injusto. Luego me pregunté: “¿Qué quieres? ¿Realmente quieres que tus hijos sean malcriados? ¿Quieres que otros se ocupen de todo por ellos? ¿Quieres que crezcan y no sepan hacer nada?”. Las respuestas eran obvias.

Cuando mi esposo llegaba tarde a casa, quería llamarlo y preguntarle dónde estaba y cuándo regresaría a casa. Aún si no hacía la llamada, estaba preocupada. Cuando eso pasaba, me preguntaba de nuevo: “¿Estás tan apegada a él? ¿Lo necesitas cerca todo el tiempo? ¿Necesitas su afecto y consideración?”. De nuevo, sabía las respuestas.

En esas oportunidades me di cuenta que estaba buscando cosas sin pensar si las necesitaba o no. Está bien para la gente común buscar qing, pero, como cultivador, uno necesita cultivar ese apego. Aunque lo hacía sólo por hábito, cuando noté que no lo necesitaba realmente, fue fácil soltarlo.

Pueden intentar preguntarse cuando se sientan desequilibrados: “¿Qué es lo que quieres? ¿Realmente quieres eso?”. Quizás descubras que no es lo que quieres realmente, y que esa cosa es tan ínfima e insignificante. Lo que necesitamos hacer es liberarnos de nuestros viejos hábitos.

¡Por favor, señalen cualquier falta en mi entendimiento!