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Han pasado 17 años desde que comencé a practicar Falun Gong en 1994. La práctica me ha convertido en una persona más amable y atenta. Más importante aún, ha mejorado por completo las relaciones con mi suegra.

Mi suegra se divorció cuando mi esposo tenía solo tres años de edad. Se mudó de una zona rural a la ciudad, con su hijito. Trabajó como niñera y crió a su hijo sola. La soledad y las dificultades la endurecieron y la hicieron testaruda y mandona. Luego de que mi esposo y yo tuvimos un hijo, pensé que los cuatro íbamos a ser felices y libres de dramatismo, pero la vida con mi suegra era miserable.

El estrés de vivir con mi suegra

Les doy un ejemplo acerca de la clase de cosa que ella hacía. Mi esposo y yo trabajábamos durante el día. Un día mi suegra preparó bollos frescos al vapor para la cena. A la mañana siguiente cuando con mi esposo queríamos llevarnos los bollos sobrantes para el almuerzo en el trabajo, habían desaparecido. Perdimos mucho tiempo buscando los bollos mientras ella nos miraba. Cuando volvimos a casa para cenar esa noche los bollos sobrantes habían reaparecido. Los había escondido en su habitación. Yo estaba furiosa. Ella nos podría haber dicho que los quería para la cena del día siguiente y nos habría ahorrado la molestia de buscarlos.

Mi esposo y yo rara vez peleamos. Nos llevamos muy bien. Mi suegra, en cambio, era rencorosa. Al principio la ignoraba pero ella no paraba hasta que tuviera una respuesta emocional mía. Podría escribir prácticamente un libro acerca de las cosas extrañas que mi suegra hacía. 

Mi salud sufría

Luego de casarme había sido diagnosticada de hipotiroidismo, faringitis y taquicardia. Me cansaba con facilidad y concurría frecuentemente al hospital. Estaba convencida de que no me habría enfermado si no fuera por el estrés diario de vivir con mi suegra. Hacía que mis compañeros de trabajo escucharan diariamente mis quejas acerca de ella. Uno de ellos comentó: “Siempre estás molesta con ella”. Era cierto, había puesto demasiada energía en mi suegra.  

Aprendiendo Falun Gong

A principios de 1994 un compañero me invitó a ir a una clase de Falun Gong de Shifu. No fui porque no sabía lo suficiente acerca de Falun Gong. Hacia fines de 1994 decidí intentarlo. Un compañero me enseñó los ejercicios y me dio una copia de Zhuan Falun, texto principal de estudio de Falun Gong. Leí el libro una y otra vez. Había encontrado finalmente el significado de la vida: regresar al ser original de uno por medio de la cultivación.

Nuestra relación mejora

También me di cuenta de por qué mi suegra era rencorosa conmigo. Debí haberle hecho algo malo en una vida anterior. Entonces cuando nuevamente mi suegra era mala recordaba lo que dijo Shifu:

 “[...] siendo una persona que refina gong, hay que llegar a no devolver el golpe ni los insultos, hay que exigirse a sí mismo con un estándar alto” (Zhuan Falun).

La traté entonces amablemente como si nunca me hubiera dicho nada desagradable. No me conmovía más ni le contestaba. Nuestra relación mejoró muchísimo. Me encontré nuevamente completamente saludable. Era como dijo Shifu:

 “En el pasado, te cansabas después de caminar sólo unos pasos; ahora, no importa cuán lejos camines, sientes que no necesitas esforzarte; si andas en bicicleta, sientes como si alguien te empujara; al subir la escalera, no importa cuan alto es el edificio, no te cansas; está garantizado que es así” (Zhuan Falun).

La propaganda del partido envenena a mi suegra contra Falun Gong

Ni bien el régimen comunista chino anunció su política de suprimir a Falun Gong en julio de 1999, los medios estatales de china empezaron a hacer circular propaganda para poner a la gente en contra de Falun Gong y para justificar la normativa del régimen.

Como yo era alguien que se había beneficiado de la práctica de Falun Gong me sentía en la obligación de decirle al gobierno chino que esos reportes que aparecían en las noticias eran completamente falsos. Ejercí mi derecho constitucional de apelar al comité de la ciudad, pero terminé siendo arrestada. Luego de eso la policía local me acosaba frecuentemente. Mi suegra era la presidenta del comité vecinal. Se rehusaba a escuchar cualquier cosa que le dijera acerca de Falun Gong. Incluso ayudó a la policía en la eliminación de Falun Gong.  

Realmente sentí mucho rencor hacia ella por esto. Le hablé muchas veces e incluso, intenté detenerla de ponerse del lado de la policía. Algunas veces me frustraba tanto que le advertía que el Cielo la iba a castigar por lo que había hecho, pero eso no la detenía.

A pesar de sus tácticas, no pudo impedir que practicara Falun Gong. Mantuve las palabras de Shifu en mi mente y continué:

“Cultiven Dafa firmemente sin que se conmueva el corazón

Elevar el nivel de uno es fundamental

Al enfrentarse con tribulaciones, la naturaleza verdadera de uno se revela

Completen la cultivación, volviéndose un fo, dao o dios”

(“Verdadera naturaleza revelada” de Escrituras esenciales para mayor avance II) 

Eliminando verdaderamente antiguos desaires 

Más tarde mi suegra tuvo un infarto. Me ocupé de ella en el hospital, pero seguía pensando acerca de todas las cosas que me dijo y me hizo durante todos esos años. Sin embargo, cuando ingresó al hospital a causa de un segundo infarto, sentí mucha pena por ella. No podía recordar sus errores pasados. Shifu debe haber eliminado por mí algunos de mis apegos. 

Mi esposo y yo nos turnábamos para atenderla. Tuvo dos infartos y no podía reconocer la necesidad de tranquilizarse. Necesitaba ayuda para comer, bañarse, arreglarse, vestirse e ir al baño. Los pacientes y doctores del hospital comentaban que la trataba como a mi propia madre y que la cuidaba mejor que su propio hijo. Aproveché la oportunidad para decirles que practicaba Falun Gong y les comenté acerca de la práctica. Algunos de los pacientes incluso habían leído Zhuan Falun. 

 “Falun Gong es bueno” 

Finalmente, había llegado a mi testaruda suegra a través de la amabilidad y la devoción. Ella cambió su parecer por completo acerca de Falun Gong. Repetía conmigo cuando le enseñé a decir “Falun Gong es bueno” y “Verdad – Benevolencia – Tolerancia es bueno”. Se sintió mucho mejor luego de empezar a decir estas frases a diario. 

Mi suegra se había unido al partido comunista en 1945 y estaba profundamente envenenada por la propaganda de éste. Se rehusó repetidamente a aceptar cuando otros practicantes y yo la queríamos persuadir de que renunciara al partido comunista. Queríamos evitarle el mismo destino que les espera al partido y a aquellos que los asisten en sus crímenes. Era muy testaruda, pero finalmente accedió, incluso eligió usar su nombre real en la declaración de renuncia al partido. Yo estaba muy feliz por ella.

Mi esposo estaba conmovido hasta las lágrimas por lo que yo había hecho por su madre. Él elogia abiertamente a Falun Gong. 

Falun Gong me ha convertido en mucho mejor persona. Estoy convencida que conmoveremos los corazones de la gente si seguimos verdaderamente  las enseñanzas de Shifu, eliminamos nuestros apegos y pensamos en los otros desinteresadamente.