[Minghui Net] Antes de encontrar a Falun Dafa sólo perseguía el placer. Con el fin de ganar dinero, me dediqué a actividades ilegales y terminé siendo arrestada y encarcelada.

Aprendiendo sobre Falun Dafa en la prisión

Afortunadamente, en la prisión fui encerrada con practicantes de Falun Dafa. Al haber estado con ellos durante algún tiempo, me sorprendió su generosidad y gran tolerancia al no defenderse o maldecir.

Entonces tenía toda clase de malos hábitos, nunca hablé o actué correctamente. Los practicantes no me miraron mal, ni tampoco me rechazaron. A menudo, me guiaron y ayudaron amablemente. Me ayudaron a entender muchos principios para ser un buen ser humano. Por primera vez en mi vida, entendí por qué debía convertirme en una buena persona. Tocaron mi corazón. Vi la fuerza de Dafa a través de estos practicantes.

Creía firmemente que practicando Dafa, era la única manera para deshacerme de mis malos hábitos y convertirme en una persona genuinamente buena. Desde el fondo de mi corazón tenía ganas de convertirme en una buena persona. A pesar del horrible entorno en la prisión, sin dudarlo, empecé a practicar Dafa.

Arrestada, después de convertirme en una buena persona

Seguí practicando Dafa por mi cuenta después que me liberaron. Fui detenida ilegalmente por estar involucrada en la fabricación de materiales informativos sobre Falun Gong y enviada, durante un año, al campo de trabajos forzados para mujeres de Judong en la provincia de Jiangsu. El campo era famoso por torturar a las practicantes y sufrí todo tipo de torturas crueles e inhumanas.

En el pasado, estuve detenida en la cárcel por el crimen que cometí. Me lo merecía. Pero ahora, fui arrestada por tratar de convertirme en una buena persona y considerar primero a los demás. ¿Qué clase de delito estaba cometiendo al practicar Dafa? ¡Era inocente! ¡Falun Dafa es bueno! Dafa me remodeló completamente y comencé una nueva vida. Prometí que iba a seguir solamente a mi Maestro. No podría cooperar con la persecución ilegal a los practicantes de Dafa y con las calumnias del PCCh sobre el Maestro.

Recité a diario en mi corazón el Hong Yin del Maestro y otros artículos. Me negué a ser "transformada". No firme ningún documento para dejar de practicar Falun Gong.

Los guardias enviaron colaboradores para torturarme debido a mi "desobediencia”. “Una vez, golpearon mi cara con un ábaco de dos pies de largo. Grité: "¡Falun Dafa es bueno!". Ellos me apretaron la cara y me rompieron la boca, mi cara sangraba mucho. No tuve miedo en absoluto y grité más fuerte: "¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno! ¡Restauren la reputación del Maestro Li!". Los torturadores me tenían miedo, me sellaron la boca con cinta adhesiva y me encerraron en una celda de aislamiento, donde me torturaron atrozmente.

Privada del sueño y pisada

Al igual que aquellos en el infame campo de trabajos forzados de Masanjia, los guardias del campo de trabajos forzados para mujeres de Judong recurrieron a métodos crueles de tortura con el fin de cumplir con la cuota de practicantes "transformados" para ganar más bonos.

Una vez, cuando los guardias y colaboradores estaban torturando a un practicante, sin pensarlo dos veces y para disuadirlos, les grité: "¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno! ¡Restauren la reputación del Maestro!". Los guardias ordenaron que me detuvieran. No tuve miedo y les dije: "Aquellos que practican Verdad-Benevolencia-Tolerancia son buenas personas. El Cielo te va a castigar por perseguir a los practicantes de Falun Dafa".

Ellos me odiaban y me temieron aún más. Me pusieron de nuevo en la celda de aislamiento. Esa celda fue especialmente diseñada para torturar a los practicantes, era el lugar donde ocurrían las torturas más crueles. La celda era completamente negra, con paredes de goma impenetrables, de modo que, incluso, los gritos más penetrantes no podían ser escuchados afuera. Protegidos por esta configuración, los guardias pueden cometer las atrocidades que se les pudieran ocurrir. En un intento por destruir mi voluntad, a diario y a todo volumen, tocaron canciones que difamaban a Dafa.

Varios matones me insultaron y torturaron brutalmente todo el tiempo. Ignoraron su conciencia a fin de tener sus temores reducidos. Me escupieron su flema en la cara, me forzaron a estar de pie todo el día y me impidieron dormir. Una y otra vez, me levantaban, me tiraban al suelo y luego se lanzaban sobre mí.

Si fuera una persona común, habrían fracturado mis huesos. Con la protección del Maestro Li, ni siquiera sentí ningún dolor. Sabía que el Maestro soportó el sufrimiento por mí. Pensé en la frase "Un benigno Maestro es como nuestro padre". Las lágrimas corrían por mis mejillas. Me hice aún más firme en mi corazón.

En el campo estaba siendo sometida a aislamiento y torturas horribles constantemente. No tenía ningún miedo en absoluto. A menudo, las líneas de los poemas del Maestro de Hong Yin venían a mi mente. A veces, se dieron cuenta de que mi boca se movía. Me dijeron: "Estás recitando el libro de Dafa" y comenzaron a golpearme hasta que me caí al suelo. Me obligaron a estar de pie durante varios días seguidos sin dormir. No me permitieron usar el inodoro. No pude aguantar más y tuve que ensuciarme en los pantalones. Entonces, los colaboradores pusieron los pantalones sucios en mi caja de comida, empujando mi cabeza en la parte superior de ella y me obligaron a comer la comida.

Empecé una huelga de hambre para protestar por la persecución y mientras estaba haciéndola, todavía seguía recitando poesías de Hong Yin y artículos del Maestro.

Torturada por el "equipo de capacitación"

Para obligarme a ceder y renunciar a mi práctica de Falun Gong, los guardias me pusieron en el "equipo de capacitación" que es especialmente dirigido a los practicantes. Los miembros del equipo eran fuertes, crueles e insensibles esbirros, que se enfocaron en torturarnos. Se podía utilizar cualquier método vicioso que quisieran. No permitieron que me aseara por un largo período de tiempo. Cuatro veces al día, me obligaron a quitarme toda la ropa, me revisaban y luego me hacían estar de pie por un largo tiempo. Grité una y otra vez con un corazón decidido: "¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno! ¡El mundo necesita Verdad-Benevolencia-Tolerancia!". Me taparon la boca, desgarraron mi cara y casi me ahogan. Mi boca sangraba constantemente y mi cara estaba muy hinchada.

También llenaron mi boca con trapos que habían utilizado para limpiar los pisos y violentamente abofetearon mi cara sin parar, dejándome el rostro hinchado y cubierto de moratones. A continuación, pisotearon mis dedos de los pies y patearon mis rodillas, usaron la parte inferior de un zapato para golpearme la cara. Pellizcaron mis pezones y el cuerpo con todas sus fuerzas. Ellos mismos se agotaron torturándome. Estaba cubierta de moratones azules y púrpura que no han desaparecido por completo, incluso hasta estos días. Seguí gritando: "¡Falun Dafa es bueno!", hasta que dejaron de torturarme.

Muchas veces me pusieron en la celda de aislamiento e inicié una huelga de hambre. Mientras estaba en huelga de hambre, me insertaron un tubo grueso por la nariz que bajaba hasta el estómago. Insertaron deliberadamente el tubo y lo movían de arriba a abajo, una y otra vez, sólo para torturarme. A veces simplemente me abrieron con fuerza la boca y forzaron la comida adentro. Esta crueldad hizo mi mente más clara y me di cuenta, ahora más que nunca, de la preciosidad de Dafa. Grité "¡Falun Dafa es bueno!" todos los días. No tenía ningún temor de los guardias o colaboradores. Aproveché todas las oportunidades para hacer los ejercicios y explicar los hechos sobre Falun Gong.

Abuso sexual obsceno

Abusaron sexualmente de mí, con métodos crueles y obscenos, para tratar de forzarme a renunciar a mi fe. Dirigidos por los guardias, los colaboradores insertaron un cepillo de mango largo en mi vagina para raspar y cepillar dentro. Al mismo tiempo, dirigieron a los hombres para que se lanzaran sobre mí y que yo no fuera capaz de resistirme. Seguí gritando "¡Falun Dafa es bueno!" a pesar de que sus pesos hicieran que mis piernas se entumecieran y se pusieran insensibles, o de golpearme y maldecirme. Seguí gritando hasta que se cansaron y me desataron.

Con una fe inquebrantable en Dafa, finalmente salí del campo de trabajo forzados de mujeres de Judong.

Falun Dafa me salvó. Me convertí en una persona nueva como resultado de la práctica de Dafa. He cultivado mi carácter y trabajé para convertirme en una persona virtuosa. La cruel tortura que sufrí es un reflejo de la naturaleza inhumana del partido comunista chino (PCCh). El PCCh ha elegido perseguir a Dafa, finalmente se destruirá a sí mismo. El futuro de los practicantes de Falun Dafa será, sin duda, lo más maravilloso.