[Minghui Net] Soy un practicante de Falun Gong en la provincia de Hebei. Fui a Beijing para pedir justicia por Falun Gong en 2003. Gritaba: “¡Falun Dafa es bueno! ¡Shifu es inocente!” en la Plaza de Tiananmen. Me arrestaron y detuvieron en un patio grande.

Muchos practicantes de Falun Gong estuvieron detenidos y fueron interrogados ahí. Muchos de nosotros no dimos nuestros nombres y direcciones porque nuestras familias y funcionarios de gobiernos locales serían implicados si lo hacíamos. A los que nos negamos a decir nuestras identidades, nos dieron números.

Continué explicándole los hechos sobre Falun Gong a la policía y mi experiencia al beneficiarme de practicar Falun Gong. Muchos de ellos sabían que Falun Gong está viviendo una injusticia, pero se sentían impotentes de hacer algo porque les pagaban y seguían órdenes del partido comunista chino (PCCh).

Después de dos días les dije mi nombre y dirección. Llamaron a la oficina provincial en Beijing. Mientras estaba esperando que me recogieran, escuché una conversación entre dos policías sobre lo que harían a los que se negaban a decirles su nombre. Uno de los policía dijo: “Los seguiré mandando a Sujiatun”.

Mientras esperaba, llegaron varios camiones (camiones de utilidad cerrados). La policía llamó a los números y dirigían a los practicantes a los camiones. A los que se negaron a cooperar los recogieron y los metieron en los camiones.

Nunca había escuchado de Sujiatun y no sabía lo que era. Ahora sé que los practicantes de Falun Gong que se niegan a decirles sus nombres y direcciones los envían al campo de concentración de Sujiatun, en la ciudad de Shenyang, provincia de Liaoning, y se convierten en bancos de órganos vivos del régimen comunista. Esto es lo que atestigüé en 2003.