[Minghui Net]

Estimado Shifu; saludos, compañeros practicantes:

Me gustaría compartir las experiencias que tuve mientras fui detenida por las autoridades por practicar Falun Gong. Con una fe firme en Shifu y en el Fa, Shifu me protegió y me mantuvo a salvo.

Contándole a la policía los hechos sobre Falun Gong

Un día cuando estaba hablando con unas personas sobre Falun Gong, dos oficiales vestidos de civil me tomaron de los brazos por detrás. Me sacaron mi cartera, me empujaron al patrullero, y manejaron hasta la comisaría más cercana.

Mi primer pensamiento en la comisaría fue: “Ningún otro practicante sabrá sobre mi arresto, y nadie lo informará al sitio web Minghui. Nadie tampoco mandará pensamientos rectos por mí. ¿Qué debo hacer?”. De inmediato recordé las enseñanzas de Shifu: “...con el Maestro y el Fa aquí, ¿a qué le pueden temer?” (“Exponiendo el Fa en Sidney”).

Cuando los oficiales entraron no sentí miedo ni odio. Sabía que necesitaba contarles sobre las bellezas de Falun Gong y decirles que no deben participar en la persecución para tener un futuro brillante.

La policía saqueó mi casa ese día y se llevó mi computadora, impresora, grabadora de CD, entre otras cosas. A la tarde siguiente me llevaron a una oficina, siete oficiales estaban allí. Cuando me senté tuve un pensamiento: “No cooperar”. Me di cuenta que este era Shifu diciéndome que debía rehusarme a cooperar con la policía en cualquier situación. También me recordé: “Los oficiales son también víctimas de la persecución, y también merecen tener su oportunidad de ser salvados”.

Antes de que dijeran algo, les pregunté con calma: “¿Han almorzado?”. Me dijeron que si. Les dije: “No he almorzado aún”. El oficial A dijo: “Puede empezar una huelga de hambre entonces”. Les respondí: “No, no lo haré. Prefiero comer como siempre para poder contarles la verdad”. Me dijo: “Parece una persona razonable”. Le pidió a otro oficial que me comprara el almuerzo.

El oficial A leyó el material de clarificación de la verdad que habían sacado de mi casa y me preguntó de dónde lo había sacado. Le dije: “Lo descargué del sitio web Minghui, el que leo todos los días. Les sugiero que también lo lean, les ayudará”.

El oficial B preguntó: “¿Porqué los artículos en Minghui hablan de nosotros como la “perversa policía?”. No le respondí, sabiendo que había escuchado las mentiras del partido. Tenía que salvarlo y no permitir que continúe ayudando con la persecución. Le dije: “Por favor lleve el material a su casa y léalo. Por favor, páselo a sus familiares para que puedan entender”. Varios oficiales asintieron y dijeron que lo harían.

Luego de tener listo mi almuerzo, empecé a hablar con los oficiales mientras comía. Les dije: “Todos ustedes tienen buen potencial, pero están arriesgando sus propios futuros. Me siento triste por ustedes”. Me dijeron: “No hicimos nada malo”. Les respondí: “Están haciendo cosas malas ahora, pero no se dan cuenta”.

Falun Gong es Fo Fa y enseña sobre la verdad del universo. Mi Shifu enseña a los practicantes a ser buenas personas. La auto-inmolación, asesinatos, y otras noticias negativas en televisión son todas mentiras inventadas por el partido comunista. La constitución de China dice que los ciudadanos deben tener libertad de creencia. Su participación en la persecución de Falun Gong es una violación a la ley. Espero que dejen de seguir al partido, dejen de lastimar a otros y a ustedes mismos”.

El oficial B dijo: “Porque el partido es el que paga mi salario, trabajo para el partido”. Le dije: “La verdad es que el PCCh no produce ni un centavo. Su dinero proviene de quienes pagan sus impuestos. Su trabajo real debería ser proteger la paz y la calidad de vida de la gente”. Los practicantes son todas buenas personas, pero están siendo arrestados ilegalmente, condenados, y encarcelados. Algunos están siendo asesinados por sus órganos. Espero verdaderamente que puedan detener esto antes de que sea demasiado tarde y que encuentren algo mejor que hacer. El bien es retribuido con bien, el mal recibe su retribución de yeli (kármica).

 Todos ustedes recuerdan a Ren Changxia, jefe de policía de la ciudad de Dengfeng, provincia de Henan. Fue reconocida por las autoridades como “modelo a seguir” por perseguir activamente a Falun Gong. En un accidente de tránsito, ella fue arrojada fuera del auto y tuvo una muerte trágica. Pero todos los demás que estaban en el vehículo quedaron ilesos. ¿Por qué? Ella cometió un pecado imperdonable al participar en la persecución y fue castigada. Sus familiares también fueron castigados. Cuatro años después de su muerte, su esposo murió de cáncer. Su hijo adolescente quedó huérfano. En el sistema de seguridad chino se han informado sobre numerosos casos relacionados de retribución relacionados con la persecución a Falun Gong. Les sugiero que lean los artículos de Minghui. No deben vender su conciencia por dinero ni hacer daño a buenos ciudadanos”.

Continué: “Todos sabemos que el PCCh no protegerá a cualquiera. El ex-presidente Liu Shaoqui fue etiquetado como traidor de un día para otro durante la revolución cultural y fue sentenciado a prisión. Los oficiales de policía no son la excepción. Cuando el PCCh ya no los quiera, ¿quién los protegerá? Deberían pensar en ustedes y en sus familias. Si reciben retribución y son despedidos, ¿esperan que el partido les pague?”.

Les expliqué por qué debían renunciar a toda asociación con el PCCh. Les dije: “Si mis hijos tuvieran su empleo, les pediría que renuncien. Por su seguridad y la de sus familias, les sugiero que se busquen otro trabajo. Luego de cortar lazos con el partido deben recitar “Falun Dafa es grandioso, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es grandioso” con frecuencia. Serán bendecidos con mejores trabajos. Si aún no quieren renunciar, entonces hagan su mejor esfuerzo por proteger a los practicantes de Dafa. Serán recompensados con buena fortuna”.

Mi respuesta satisface a la policía

Luego del almuerzo, el oficial A tomó una lapicera y comenzó a interrogarme. Me preguntó quién hizo los materiales. Le respondí que fui yo. No me creyó. Le dije: “Falun Dafa libera la sabiduría de los practicantes. Incluso los trabajadores en el campo con 80 años pueden navegar en Internet y hacer volantes”. “¿Quién le compró la computadora?”, preguntó. De repente recordé las enseñanzas de Shifu y decidí no responder sus preguntas. Si cooperaba con él, podría dañarlo. Le dije: “Escucho las enseñanzas de mi Maestro y me rehúso a cumplir con cualquier pedido policial”. Me dijo: “Bien, ahora seguiré con la próxima pregunta”. Le di la misma respuesta. Luego de varias preguntas y la misma respuesta, me decía “Bien, está bien”.

Escribió mi respuesta bajo cada pregunta del formulario. El interrogatorio siguió sin sobresaltos. Cuando respondí realmente una pregunta muy trivial, se quejó de inmediato: “¿No acordamos que no respondería estas preguntas? ¿Porqué ahora empezó a responder?”. Me di cuenta que Shifu usaba las palabras del oficial para recordarme. Así que le respondí: “Lo siento, no responderé más”, y complacido respondió: “Está bien”.

Me pidió que firmara el formulario y le dije: “Escucho las enseñanzas de mi Maestro y me rehúso a cumplir con cualquier pedido policial”. Me dijo: “Bien, está bien”. No me pidió que firmara nada más ese día.

Los oficiales A y B me llevaron a un pequeño cuarto, nos sentamos en una mesa, quedé sentada en medio de ambos. Me mostraron algunos documentos y dijeron: “Por favor, haga dos cosas por nosotros: necesitamos sacarle una foto y tomar sus huellas digitales”. Con calma respondí: “Escucho las enseñanzas de mi Maestro y me rehúso a cumplir con cualquier pedido policial”. Me dijeron de inmediato: “Está bien”. Me llevaron de nuevo a la otra sala.

Al día siguiente, comenzaron con el interrogatorio nuevamente. Les expliqué los hechos sobre la persecución. Cuando me formulaban preguntas, siempre respondía: “Escucho las enseñanzas de mi Maestro y me rehúso a cumplir con cualquier pedido policial”. Siempre se mostraban satisfechos con esa respuesta.

Al final, me pidieron que firme el formulario. Me negué: “Si firmo esto será malo para ustedes. Sin mi firma, el papel no es válido y ustedes están seguros”. No insistieron. En los días siguientes no volvieron a pedir mi firma.

Sin cacheo, sin uniforme de prisión

Cuando llegué por primera vez al centro de detención, varias oficiales femeninas les pidieron a las prisioneras que se desvistieran por completo para el cacheo. Dos prisioneras delante de mí cumplieron sin emitir una palabra y se pusieron los uniformes del centro de detención. Pensé: “Ya que no hice nada malo, no debería pasar por la requisa”. Les dije a las oficiales: “No deben requisar a una mujer mayor como yo”. Sorprendentemente, me dijeron: “Bien”. Durante todo el tiempo que estuve detenida, nunca usé un uniforme de la cárcel.

No pueden ejercer su reglamento sobre mí”

Cuando una oficial ingresó mis datos personales en el sistema, empecé a clarificarle los hechos. Me explicó algunas de las normas del centro de detención y dijo que se suponía que no debía hacer los ejercicios. Cada mañana, debía sentarme en un banco y reflexionar sobre mis “errores”. Me recordó que debía cumplir con las normas.

Le dije: “No pueden ejercer su reglamento sobre mí. No he infringido ninguna ley al practicar Falun Gong, no soy objeto de esas reglas”. Insistió: “No importa por qué está aquí, todos deben obedecer las reglas sin excepción”. Le dije: “En la persecución a Falun Gong los oficiales también son víctimas. Elijo no cumplir con las normas porque quiero protegerla y evitar que persiga practicantes. Si usted hace eso, recibirá la retribución de yeli. Por supuesto, también necesito reflexionar sobre mí, pero eso es distinto a las normas. Necesito ver qué omisiones hay en mi cultivación. De paso le informo que haré los ejercicios porque soy practicante”. Me respondió con gentileza: “Por favor, no promueva esto”.

Mantuve un pensamiento recto: “Soy inocente; no pueden ejercer su reglamento sobre mí”. Cada mañana los guardias elegían a ciertos internos para recitar las reglas, y les gritaban a quienes no las decían. No obstante, nunca me molestaron.

Practicando Falun Gong con dignidad

Antes de ser detenida, comenzaba rutinariamente mis ejercicios diarios a las 3:50 h. No había reloj en el centro de detención, y tampoco tenía reloj. Los dos primeros días, me desperté al amanecer para meditar sobre mi frazada. Las internas y los guardias no hicieron nada. Al tercer día me llevaron a otra celda. Las internas me pidieron que no hiciera los ejercicios por la mañana temprano, para que no afectara su descanso. Estuve de acuerdo y les dije que era practicante, así que ponía los intereses de otros en primer lugar.

En la mañana del cuarto día cuando las internas se sentaron en el banco a “reflexionar”, me levanté y empecé a hacer los ejercicios en dirección opuesta, con las internas detrás de mí. Un guardia preguntó, “¿Qué está haciendo?”. Respondieron: “Practicando Falun Gong”. El guardia me pidió que me detenga. Me di vuelta y dije: “Por su propia seguridad, no interfiera por favor con mi práctica”. Se retiró sin decir una palabra.

Después vino otro guardia a detenerme. Le repetí lo que le dije al anterior, y también se fue sin decir nada. De repente me di cuenta que debía darme vuelta y enfrentar a estas personas, para que todos me vean practicar Falun Gong con dignidad, incluyendo a los guardias y otras internas que pasaban caminando. Así lo hice. Nadie más vino a detenerme.

Los presos habían sido sometidos al lavado de cerebro del PCCh y no querían escucharme cuando les clarificaba la verdad. Pero cuando hacía los ejercicios, comenzaron a mirarme y comentaban: “Los movimientos de Falun Gong son hermosos. Debe ser fantástico estar sano”.

En la quinta mañana, estaba a punto de hacer los ejercicios cuando la fiscal apareció y me preguntó: “Su nombre es así y asá, y es recién llegada, ¿verdad?”. “Sí”, respondí. Dijo: “Si insiste en practicar puede hacerlo”. “Gracias”, le respondí. Se alejaba caminando cuando de repente se detuvo y se dio vuelta: “Tengo una pregunta. Usted dice que el partido será destruido por mandato del Cielo. Pero muchos miembros son buenas personas y no merecen morir”. Le dije: “Es así, por esa razón le pido a la gente que renuncie al partido y a sus organizaciones afiliadas”. Me dijo: “Bien, lo entiendo”. Después de eso, pude hacer los ejercicios abiertamente todos los días.

Un día un guardia me llevó a una oficina y me dijo: “¿Dejará de hacer los ejercicios?”. Le dije: “No, es parte de mi cultivación de Falun Gong”. Me preguntó cuando tiempo necesitaba por día. Le dije que dos horas. Me preguntó a qué hora hacía los ejercicios regularmente en mi casa, y le respondí que los hacía todos los días a las 3:50 h. Le dije que había cambiado el horario para no molestar a las internas mientras dormían. Pero luego noté que los guardias venían a la celda con frecuencia por las mañanas, así que cambié a la tarde. Le dije que los practicantes de Falun Gong ponemos los intereses de los demás en primer lugar. Me dijo: “No debes hacer los ejercicios hoy, porque los jefes vienen a inspeccionar. Si te ven practicando, nos criticarán e incluso nos suspenderán nuestro bono de compensación”. Le dije: “No se preocupe, les diré que están haciendo un buen trabajo. Sus jefes también merecen ser salvados. Les contaré la verdad”.

Para prepararse para la inspección, los internos se tomaron el día libre de trabajo. Por la tarde, comencé a hacer los ejercicios en frente de ellos. Un momento después, un guardia gritó: “¡Deja de hacer los ejercicios!”. Le dije: “!Por favor, no me interrumpa, por su propia seguridad!”. Se fue. Un momento después, un segundo guardia gritó: “Ya vienen nuestros jefes, por favor deténgase”. Le respondí: “Soy un practicante de Falun Gong, hago lo que creo que es correcto”. También se fue. Todas las internas sentadas en sus bancos levantaron sus pulgares como signo de apoyo. Terminé los ejercicios y nadie más me molestó.

Están sustrayendo los órganos de practicantes de Falun Gong vivos”

Apenas llegué, un guardia trajo un formulario y me hizo dos preguntas: “¿Qué enfermedades tuvo en el pasado y qué enfermedades tiene ahora?”. Pensé que estas preguntas podían ser usadas para prepararme para la sustracción de mis órganos. Le dije: “Con Shifu y el Fa aquí, no tengo miedo. Aprovecharé esta oportunidad para validar Dafa”. Le dije al guardia, “Solía sufrir de afecciones cardíacas, neumonía, inflamación de hígado, ptosis, fibroma uterino, enfermedad en riñones, eczema atópico, y varios otros problemas. Gracias a Falun Gong, todas estas condiciones han sido curadas”. Me tomaron la presión, la cual era normal, y mi pulso era bueno.

En la mañana del cuarto día, vinieron un doctor y un guardia a sacarme sangre. Protesté: “No estoy enferma, ¿para qué necesitan mi sangre?”. No respondieron. Me di cuenta que esto debía ser una acción de rutina para identificar a los potenciales candidatos para la sustracción de órganos. Les grité tan fuerte como pude: “¡Sé que están extrayendo órganos a practicantes vivos!”. El doctor agachó la cabeza, ambos se quedaron helados y en silencio.

Proseguí: “Los practicantes de Falun Gong son buenas personas que no han violado ninguna ley. La persecución del PCCh a Falun Gong es ilegal. ¡Por favor doctor, no siga las órdenes del partido de cometer asesinatos. ¡Eso le traerá retribución!”. Aún seguían allí. Continué. “Escucho las enseñanzas de mi Maestro y me rehúso a cumplir con cualquier pedido policial”. Ambos se retiraron. Les pregunté a las demás internas: “¿Les han hecho análisis de sangre?”. Nadie habló. Luego de una larga pausa, una persona dijo: “A algunas sí, a otras, no”.

Al día siguiente aparecieron otro doctor y otro guardia. Se pararon delante de la puerta y me pidieron que les dé una muestra de sangre. Les dije: “Escucho las enseñanzas de mi Maestro y me rehúso a cumplir con cualquier pedido policial”. Se retiraron en silencio.

Al día siguiente me pidieron lo mismo y lo mismo respondí. Se fueron nuevamente. Vinieron por tres días seguidos después de eso, no volvieron a pedirme un análisis de sangre. Creo que, por mi respuesta en armonía con el Fa, Shifu me protegió.

Un guardia estaba llorando

Un día vino un guardia y me dijo: “Tiene visitas abajo. Pero por las reglas debe usar un uniforme del centro de detención, o nos quitarán nuestro bono. Por favor, póngase el uniforme sólo para la visita y luego se lo puede sacar, ¿sí?”. Le dije: “!No tengo uniforme! Me dijo: “Podemos buscarle uno”. Me negué y le dije: “No lo usaré”.

Me gritó: “¿Quiere ir o no?”. En ese momento, no tenía apego a nada, incluyendo la vida, muerte y qing. La única idea en mi mente era salvar a la gente. Le respondí: “Preferiría verla segura ahora que lamentar sus acciones más tarde”. Abrió la puerta y me dijo: “Bueno, vaya”.

Me siguió por las escaleras. De repente dijo: “Ponga las manos sobre su cabeza”. Le dije: “No, nunca he hecho eso. No se preocupe, no la atacaré”. Me dijo: “¿Qué pasa si lo hace?”.

Le respondí: “Los practicantes de Falun Gong no tenemos enemigos, mi Shifu dijo: “Si no puedes amar a tus enemigos, entonces no puedes alcanzar la perfección” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Australia, Mayo de 1999). Por esa razón trato a todos como mi familia”.

De repente escuché llantos por detrás. Se sintió conmovida hasta las lágrimas por mi compasión. Recordé las enseñanzas del Maestro:

Frecuentemente, digo que si uno actúa completamente por el bien de otros sin el más leve propósito o entendimiento personal, lo que uno dice hará que los oyentes se conmuevan a derramar lágrimas” (“Conciencia lúcida”, de Escrituras esenciales para mayor avance).

Eres inmortal

El día de mi liberación, el oficial B sacó un archivo grueso y pidió mi firma. Repetí lo mismo una y otra vez: “Escucho las enseñanzas de mi Maestro y me rehúso a cumplir con cualquier pedido policial”. Cada vez que me negaba me decía: “Bien”. Al final, otro oficial me llamó y me dijo: “Necesitamos una última firma aquí”. Le dije: “Nunca he firmado ningún papel. Escucho las enseñanzas de mi Maestro y me rehúso a cumplir con cualquier pedido policial”. Me dijo: “Esta bien”. Dio varios pasos hacia mí, elevó su pulgar y dijo: “Eres inmortal”. Luego se inclinó profundamente hacia mí y se fue.

Reconozco que la protección real viene de Shifu y de Dafa. Shifu dijo:

Con un Fa tan enorme aquí, el Fa estará con ustedes siempre que sus pensamientos sean rectos, y esta es la gran garantía. Pero por otra parte, cuando sus pensamientos rectos son inadecuados y no están alineados con el Fa, estarán separados del poder del Fa, y parecerá que se encuentran solos y sin ayuda. Incluso si las cosas que están haciendo son cosas de Dafa, aún tendrán que ajustarse al Fa o el poder del Fa no estará allí” (“Enseñando el Fa en Manhattan”, 2006)(*).

Shifu también nos enseñó:

...especialmente los Dafa dizi de China continental, cada pensamiento, cada intención durante la diabólica persecución son todos muy cruciales. Si lo haces bien o no, si vas a ser perseguido o no, si lo que haces es recto o no, a qué grado te persiguen, todo tiene relación directa con el camino que transitas por ti mismo y con los asuntos que consideraste con tus pensamientos” (“Que es un Dafa dizi”).

Entiendo verdaderamente que sin la cuidadosa protección del Maestro, sin Falun Dafa, no habría podido superar todo lo vivido hasta hoy. No hay palabras que puedan expresar mi gratitud hacia Shifu. Seré más diligente, y mantendré el ímpetu que sentía al principio de mi cultivación. ¡Haré bien las tres cosas, salvaré más gente, y cumpliré con mis votos prehistóricos!

Gracias Shifu. Gracias compañeros practicantes.



(*) Nota del traductor: Cita no textual.



Versión en inglés: http://en.minghui.org/html/articles/2013/11/21/143337.html