[Minghui Net] Zhuge Liang fue un habitante nativo de Langya durante el periodo de los Tres Reinos. Fue un renombrado estadista y estratega. Su posición más alta fue de primer ministro. Escribió esta “Carta al hijo” a su hijo Zhuge Qiao.

“Carta al hijo” de Zhuge Liang

La conducta de aquellos que son capaces y llenos de integridad depende de sus sentimientos más profundos e incluye tener una mente en paz y ser capaz de concentrar y balancear su energía. Uno debe cultivar cuerpo y mente, lo que requiere que uno sea consciente de sus acciones y sea diligente. Si uno no toma la fama mundana y la fortuna ligeramente, no puede estar claro sobre su meta. Si la mente de uno no está tranquila, no puede percibir estándares amplios. Lo que uno estudia debe ser absorbido completamente, y para desarrollar su talento él debe estudiar arduamente. Si uno no estudia diligentemente, sus aptitudes y sabiduría no pueden crecer. Si uno no tiene clara su meta, no la puede lograr, ni mediante el estudio. Si uno persigue comodidad y tiene una actitud perezosa y descuidada, no puede despertar su espíritu. Siendo frívolo e irascible, uno no puede formar su carácter. Por lo tanto, a medida que pasa su juventud y su voluntad se desgasta, eventualmente se convertirá en una persona que no logró nada. Al final, uno no será de utilidad para la sociedad. En ese tiempo, no le quedará nada para hacer, además de estar abandonado en su propio mundo estrecho y pequeño, pensando tristemente en lo que ha perdido.

“Carta a la hermana del hijo” de Zhuge Liang

Una persona debe tener ambiciones nobles y grandes, admirar a las personas respetables de tiempos pasados, renunciar a la lujuria y abandonar todo lo que obstaculiza el avance de uno. Solo de esta manera puede uno lograr su ambición y cambiar realmente desde el interior. Uno debe ser capaz de adaptarse a cualquier situación dada, ignorar lo superficial, escuchar a los demás y eliminar la sospecha y el ser mezquino. Siguiendo tal sabiduría, incluso si uno sufre adversidades, no dañará su disposición e intereses. Entonces, uno no tiene que preocuparse por lograr su meta. Si uno no es firme y resuelto y su espíritu no es sincero, no tendrá éxito, sucumbirá a la corriente actual, permanecerá en la oscuridad y estará encadenado a la lujuria. Tal persona será inevitablemente una persona común, o peor, para siempre.