[Minghui Net] Shifu dijo:

Cuando eres perseguido en cualquier forma, para detener la persecución, puedes volver las cosas sobre la gente mala con pensamientos rectos. Y esto incluye a aquellos que golpean a los estudiantes con puñetazos y patadas; fuertes pensamientos rectos pueden hacer que los golpes y patadas lanzadas por la persona caigan sobre él mismo, o hagan que los policías perversos y la gente malvada se ataquen entre sí violentamente, y también puedes transferir todo el dolor e injurias sobre la persona malvada o sobre el policía que te ha asaltado. Pero la condición es que tengas fuertes pensamientos rectos, ningún miedo y ningún apego humano, ninguna preocupación u odio; sólo cuando estás en ese estado va a funcionar, y hará efecto tan pronto surjan tus pensamientos. (Detengan al mal con pensamientos rectos)

Una noche de junio del 2006 otra practicante y yo fuimos a varios recintos militares a pegar carteles para clarificar la verdad. Cuando casi habíamos terminado de cubrir el área desde el este al oeste, nos descubrió un oficial militar. La otra practicante escapó pero a mí me llevaron a la oficina de guardia.

De repente, mucha gente vino con picanas eléctricas y palos de goma en sus manos. Lucían muy feroces. Sin embargo, yo estaba calmada y los miraba con calma mientras recitaba silenciosamente las fórmulas de envío de pensamientos rectos. Ellos me ordenaron que me sentara en el piso, y luego llamaron a la policía del 110. Justo después de eso, un soldado joven me pateó en la parte baja de la espalda con toda su fuerza. Aunque sentí el impacto de su patada, no me dolió, pero en cambio, el soldado cayó al piso, agarrando su pie y gimiendo de dolor. Otro soldado me gritó, levantó su pie, y estaba a punto de pisarme los dedos. Yo pensé: “Li Hongzhi es mi maestro, quien con gran misericordia, creó el universo”. Entonces el soldado sacó su pie. Todos los presentes vieron esto, y entonces los otros soldados que sostenían picanas eléctricas y palos de goma, retrocedieron y no se atrevieron a tratarme con rudeza.  

Un momento después, vino la policía. Ellos intentaron engañarme, diciéndome que me liberarían si les decía el nombre de la otra practicante. Me mantuve en silencio y no cooperé, por ello intentaron amenazarme, diciéndome que me llevarían a la comisaría local o con el equipo de policía criminal. Yo no me moví. Seguido, me esposaron con las manos detrás de la espalda y se prepararon para llevarme a la comisaría. Con dignidad, caminé hasta el coche policial. Mientras pasaba, escuché a alguien decir: “¡Buen trabajo practicante de Falun Gong!”.

 Al llegar a la comisaría, me paré recta, y con mis ojos ligeramente cerrados, recité las fórmulas para el envío de pensamientos rectos en mi corazón. Luego, un oficial sonrió y me preguntó: “¿Qué haces aquí?”. Después, liberó las esposas. Ellos asumieron que era una practicante pobre, así que me preguntaron de dónde venía y cuál era el nombre de la otra practicante. Me decían que una vez que les dijera el nombre, me dejarían ir. Me interrogaron hasta después de medianoche. Finalmente, les dije que no les daría ninguna información sin importar cuánto me presionaran o amenazaran. Les dije que quería ir a dormir.

Me llevaron al cuarto de detención de la comisaría, el cual estaba separado de la oficina de guardia al final de otra habitación. En el otro extremo de la comisaría, había una ventana con barrotes de acero. Había otros detenidos en la misma habitación. Miré la ventana y me dije que escaparía por allí.

Cuando comenzó a amanecer, decidí que era hora de irme y que pasaría a través de los barrotes de la ventana. Cuando estaba a punto de hacer esto, un hombre que estaba en esa habitación, me preguntó: “¿qué haces?”. Le dije: “Deberías irte a dormir”. Luego de eso, se fue a dormir. No podía pasar a través de los barrotes al principio, así que dudé. Sin embargo, me dije: “Este no es un lugar para un practicante, así que me tengo que ir”. Con este pensamiento, inmediatamente trepé por el balcón, estiré mi pierna, y escabullí mi cuerpo. Pasé fácilmente por los barrotes y salté ligeramente al suelo. ¡Escapé!

En ese momento, era la hora de envío de pensamientos rectos globales. Sabía que este era un milagro que ocurrió gracias al cuidado misericordioso de Shifu y el poder de los pensamientos rectos de los practicantes en todo el mundo. Dije en mi corazón: “Gracias Shifu, gracias Dafa dizi”. Dos años después, cuando se publicaron “Bondades entre el Shifu y los dizi” y “Detengan al mal con pensamientos rectos”, de repente me di cuenta de que la sensación indescriptible y mi experiencia de salir fácilmente de una tribulación perversa de un rato a otro, estaba incluido en el Fa de Shifu.