[Minghui Net] En las últimas dos semanas, los practicantes de Falun Gong han realizado numerosas actividades en Basilea para recoger firmas y llamar la atención del público sobre la atroz sustracción de órganos, que realiza el Partido Comunista China en practicantes de Falun Gong aún con vida y para exhortar a las Naciones Unidas a realizar una investigación independiente acerca de este crimen, tan pronto como sea posible. Todos los que firmaron dando su apoyo, venían de todos los estratos sociales, de docenas de países, de los cuatro continentes, entre ellos había residentes, estudiantes, policías, empresarios, artistas, tibetanos, monjes, cristianos, informáticos, catedráticos, médicos, abogados, parlamentarios y directores de organizaciones de derechos humanos.

欧洲法轮功学员在瑞士巴塞尔多征签,呼吁各界关注中共活摘法轮功学员器官的暴行。民众踊跃签名。

Los practicantes informan de la extracción ilegal de órganos realizada por el PCCh. Las personas firman la petición para apoyar sus esfuerzos en Basilea, Suiza

 

Basilea es la segunda ciudad más grande de Suiza y es una ciudad europea fundamental que conecta Suiza, Alemania y Francia. También, en esta ciudad se encuentran las tres compañías bioquímicas suizas más importantes. Una de ellas, el grupo farmacéutico Roche, que fue acusada de ser "la compañía más despreciable" en el día de la inauguración del Foro Económico Mundial de Davos en 2010. Dos organizaciones no gubernamentales le dieron esta denominación debido a la conexión de la compañía con la extracción ilegal de órganos.

Aún a sabiendas de que las fuentes de los trasplantes de órganos en China son cuestionables, Roche continuó dando apoyo a los poco éticos trasplantes, al venderles Cellcept, con los años. El fármaco inhibe el rechazo de los órganos trasplantados. Roche también realizó dos ensayos clínicos sobre la eficacia del medicamento en más de 300 trasplantes de órganos a través de varios hospitales en China. El suizo, Arne Schwarz, experto en derechos humanos instó a Roche a recuperar la moralidad.

El río Rin divide la ciudad y los practicantes montaron su stand informativo en la entrada del muelle. Algunos practicantes recogieron firmas en el punto de información, otros fueron cerca de las estaciones de autobuses que estaban abarrotadas, a los aparcamientos, en las entradas de los centros comerciales, bazares y mercados. Algunos practicantes llevaban dos soportes para sujetapapeles, para la gente que estaban en la fila pudieran firmar más rápido. Los practicantes entregaron a cada persona que firmó una copia de la edición especial de Minghui.

Un médico alemán: ¡Si no se detiene la extracción de órganos de los practicantes de Falun Gong, nos enfrentamos a un grave problema!

Un practicante pidió a un señor de mediana edad, que estaba apoyado contra su coche, que firmara. Él respondió con enojo: "Ah, yo sabía sobre este asunto, pero todavía me sorprende. Me pilla desprevenido, es algo muy grave, tan terrible, tengo que calmarme". Dijo que era un gastroenterólogo. "Este asunto es tan importante. voy a firmar". Cogió la petición y la firmó de inmediato.

El practicante le preguntó porqué antes estaba tan molesto. Le dijo que acababa de toparse con un grupo de judíos manifestándose contra los nazis alemanes: "Tu petición me hizo recordar que esto es más terrible de lo que hicieron los nazis, lo que demuestra que la raíz del mal no fue exterminada y revivió en China. La protesta de los judíos recuerda a las personas que hoy en día no se puede olvidar la historia".

Él preguntó al practicante: ¿Eres chino? El practicante respondió que sí y preguntó al hombre: ¿Alguna vez has estado en China? Él dijo: "Realmente me gustaría ir, para ver de cerca lo que ocurre y no solo echar una mirada fugaz. Pero nunca logre unas largas vacaciones para ir a China. Cada vez que escucho más acerca de la extracción ilegal de órganos que están realizando allí, poco a poco pierdo ese interés de viajar a China. Este país siempre me ha fascinado y lo que expone esta petición no me cuadra, es más, me hace sentir muy deprimido y hasta triste".

El añadió que los médicos alemanes están conscientes de esto. El practicante le preguntó qué piensan sus colegas sobre eso. El dijo: "¡Por supuesto, esto es un hecho terrible!". Comentó que la petición era muy necesaria para permitir a más personas que conozcan los hechos y de esa manera pudieran presionar a los políticos y gobernantes a dar un paso adelante para intervenir. El practicante le sugirió llevar información a sus compañeros. El dijo: "Claro, dame un poco más".

Al ver que tenía unas muletas a su lado y el pie vendado, el practicante le deseó una rápida recuperación. El dijo: "¡Gracias! En unos días mi pie estará sano. Esto no es un problema". Señaló donde habían estado los manifestantes judíos y dijo: "Ellos tampoco tienen un problema. Eso es historia, que se puede resolver. ¡Tu causa es el problema. La extracción ilegal de órganos de los practicantes de Falun Gong aún con vida, que realiza el PCCh es una realidad y si no se detiene, es un asunto muy grave!". El practicante le dio las gracias por su apoyo y a la vez, le deseó buena suerte.

Empresario alemán: ¡No se rindan, definitivamente esto da resultado!

Un señor de 50 años de edad, estaba sentado en su coche esperando en el aparcamiento. Cuando el practicante le pidió su firma, al principio él se negó. Dijo que estaba de negocios en la compra y venta de artículos de piel. El viajaba con frecuencia a India y a China y desde hace tiempo era consciente de los problemas con los órganos en China. También pensaba que los políticos de todos los países eran conscientes de eso, pero que sus gobiernos fingían ignorarlo, por los intereses económicos de sus respectivos países. "Estoy muy decepcionado con este mundo. ¡He perdido la confianza y estoy muy triste! Es inútil que repartan folletos o que recojan firmas. Eso no va a solucionar el problema. El PCCh es tan autoritario y los grandes países son tan egoístas ¿Qué esperas lograr con esto? Guardó silencio por un momento y dijo con compasión: "Con seguridad habrías sido arrestado en China".

El practicante le dijo: "Estoy en la lista negra, no he podido regresar a China desde hace diez años. Porque no renunciaré a mis creencias, si regresara sería secuestrado, torturado y extraerían mis órganos aún estando con vida. Pero he estado distribuyendo folletos y aclarando los hechos por una década. Continuaré diciéndole a la gente, en todos los lugares a donde vaya, sobre los crímenes contra la humanidad que comete el PCCh. Creo que esto tendrá resultado tarde o temprano".

El hombre se animó y con una sonrisa le dijo: "Sería maravilloso si todos hicieran lo mismo. No te des por vencido. Tiene sentido. Si todos saben, los políticos serán presionados, las personas no votarán por ellos y perderán sus escaños".

Al ver que los dueños de los coches frente al suyo aparecieron, dijo al practicante: "¡Ve rápido, pídeles que firmen!". Pronto le hizo un gesto al practicante, diciéndole que el coche cerca de él se había parado. El dueño había escuchado la explicación de la petición y estaba de acuerdo en firmar. Mientras el amigo de este hombre estaba terminando las compras, éste ayudó a recoger unas cuantas firmas. En varias ocasiones dijo al practicante: "No te des por vencido, definitivamente esto da resultado".

Una ingeniera de informática de Hong Kong dijo: ¡Nunca pensé que el PCCh era tan malvado!

Una mujer china de mediana edad, estaba esperando en una parada de autobús, tirando de una maleta con ruedas. Desde Hong Kong había llegado a Basilea a trabajar como profesional de informática. Al firmar la petición, dijo al practicante con una gran tristeza: "Lo que más temía ha ocurrido. Hace algunos años, escuché que estaban realizando extracciones de órganos en los hospitales de China continental. Como esto era tan grave, no quise escuchar sobre ello, ni me atrevía a creerlo. Pero ahora parece verdad. El PCCh es malvado, pero nunca pensé que podía ser tan cruel. Después de la rendición, la vida es incierta. La sombra del malvado partido está por todas partes en Hong Kong. Si puede llegar a hacer algo como esto, ¿que cosas más terribles no será capaz de hacer?".

Canadá: Apoyo los esfuerzos para que acabe la persecución

Un señor occidental de mediana edad, pasó por el puesto de información. El hablaba inglés y dijo que era canadiense y que le habían asignado un trabajo en Basilea. Después de escuchar la explicación de los practicantes sobre la petición, dijo: "No sé mucho sobre el Falun Gong, pero me opongo a la persecución. Sea como sea, la persecución no debería ocurrir. Viola los derechos humanos. Tanto la persecución, como la extracción de órganos en especial son una grave violación de los derechos humanos. Apoyo los esfuerzos para oponerse a la persecución y por supuesto voy a firmar".

Dijo que su mujer era de Shangai. Él pensó que su mente estaba llena de propaganda del PCCh relacionando Falun Gong con la política. El practicante le pidió que dijera a su mujer, que la propaganda del PCCh esta calumniando a Falun Gong y que ella debería comprobar la verdad, a través de los principales medios de comunicación chinos que se transmiten en el extranjero. Le aconsejaron que, creer en las mentiras del PCCh era muy peligroso.

Un médico suizo: Tal vez pueda hacer algo

Un señor mayor se quitó las gafas para leer atentamente el formulario de la petición. Una página estaba casi llena de firmas. Leyó las nacionalidades de los doctores que habían firmado: "Alemania, Suiza, India, China, Canadá, Japón ¡Oh, el mundo entero le está prestando atención a esto ¡Que maravilla!

Dijo, que era un otorrinolaringólogo local. Sabía que había una gran escasez de donantes de órganos, que mucha gente estaba esperando trasplantes de córnea, pero que no había donantes. Debido a que existe una demanda, llegó a la conclusión de que podría haber mercados negros para venta de órganos y que muy probable no estén limitados solo a China. El practicante le dijo que en otros países, esa práctica la hacían los delincuentes de los bajos fondos, pero la situación en China era diferente: se realiza en forma sistemática bajo la protección del gobierno, con la participación directa de los hospitales militares. Un robo de órganos a gran escala a los practicantes de Falun Gong detenidos ilegalmente, los cuales muchas veces eran extraídos sin el uso de anestésicos, mientras la persona aún se encontraba con vida.

El anciano miró en silencio al practicante por encima de sus gafas de lectura, lo escuchó detenidamente, se levantó las gafas de leer, cogió el bolígrafo y firmó con su nombre. Señaló la página con la información en alemán y preguntó: "¿Puedo llevarla? Me gustaría leerlo detenidamente. Tal vez pueda hacer algo".