[Minghui Net] Du Hui, practicante de Falun Gong de Jiamusi, en diciembre de 2005 fue arrestada ilegalmente y sentenciada a trabajos forzados. Ella expresó: "Ese fue el tiempo más doloroso de mi vida. La tortura física y mental me condujo al punto de querer morir. A través de esta atroz persecución fui humillada, privada de toda libertad personal y a menudo me encontraba bajo una extrema agonía".

A continuación se expone un informe de la persecución a Du Hui por parte del régimen comunista.
Mi marido Han Zhong y yo comenzamos a practicar Falun Gong en octubre de 1998, poco después ocurrieron cambios fundamentales en nuestros cuerpos y mentes. Todas nuestras enfermedades se fueron, disfrutamos de buena salud y entendimos que vivir según los principios universales de Verdad, Benevolencia, Tolerancia, puede restablecer la moral de la humanidad . A través de estudiar Falun Gong y experimentar estos cambios fundamentales, entendimos el verdadero propósito de la vida.

La tarde del 11 de diciembre de 2005, con el fin de aclarar los hechos de Falun Gong a mayor número de los apreciados ciudadanos chinos, mi marido y yo, junto con cuatro compañeros practicantes (Wang Shilin, Li Zhenjin, Wang Shuxian y Li Yajie) fuimos en un jeep al pueblo de Xinmin, ciudad de Songjiang. Distribuimos folletos sobre la persecución y pegamos algunos pósters. Cuando regresamos a casa, dos coches de policía de la comisaría de Songjiang nos estaban esperando y nos llevaron violentamente.

1. La persecución que sufrí en el centro de detención

Durante nuestro arresto mi marido, el compañero practicante Wang Shilin y yo estuvimos retenidos por separado. Wang Shilin fue esposado a un radiador, interrogado y golpeado. Después Yan Hongbin, director de la comisaría, organizó una tortura para sacarle una confesión a mi marido. Tres policías se turnaron para golpearlo. Fuimos interrogados durante aproximadamente cuatro horas durante las cuales, otras mujeres practicantes les decían a los policías lo bueno que es Falun Gong, pero ellos no las escuchaban. Nos registraron a la fuerza y se llevaron unas llaves de mi bolsillo.

A las 3 h del 12 de diciembre de 2005, seis policías dirigidos por Yan Hongbin, llevaron a mi marido a nuestro hogar. Saquearon mi tienda y nuestra casa dejando todo revuelto. Robaron nuestros libros de Dafa, la foto de Shifu, materiales de aclaración de la verdad, un ordenador, un reproductor de DVD, un móvil, una engrampadora, CD, un reloj electrónico y 300 yuanes en efectivo de mi marido. También se apoderaron de nuestro jeep (sólo nos fue devuelto después de que la policía nos extorsionó con 2.000 yuanes). Nuestras pérdidas ascendían a 10.000 yuanes, aproximadamente 6.000 US$.

Dos policías vigilaban constantemente nuestra casa. Cuando un miembro de la familia salió a la calle, la policía lo siguió y le detuvo. Solo le dejaron marcharse después de identificarle. Las casas de otros cuatro compañeros practicantes también fueron saqueadas por la policía de Songjiang.

El sub departamento de seguridad pública de Dongfeng y el departamento de seguridad pública de la ciudad, están involucrados en la persecución ilegal a practicantes de Falun Gong durante más de diez años. Chen Wanyou y Liu Yan de la oficina 610 también participaron activamente en esto. Un día, a las 20 h nos trasladaron al centro de detención de Jiamusi y nos retuvieron allí durante dieciocho días. Mientras estábamos bajo custodia, nos alimentaron con pan de maíz duro y sopa de col de Napa sin nada de aceite. Nos trataron como criminales, nos obligaron a llevar ropa de reclusos y a trabajar empaquetando palillos de dientes. Si no cooperábamos, los reclusos lo informaban a los oficiales de la prisión.

El 31 de diciembre de 2005, sin un tribunal o recurso legal, fuimos sentenciados a tres años de trabajos forzados en el campo de trabajos forzados de Xigemu en Jiamusi. Después que mi marido, Han Zhong, fuera detenido en el centro de detención durante quince días, el instructor Chen Wanyou, de la división de seguridad doméstica del departamento de seguridad pública de Jiamusi lo liberó a cambio de 20.000 yuanes que le dio mi familia.

2. Tortura en el campo de trabajo forzado

Cuando llegamos al campo de trabajo forzado, tuvimos que firmar el veredicto ilegal que nos condenaba a tres años. La oficial de policía Wang Xiurong dijo palabras ofensivas y nos insultaba mientras los instructores Yu Wenbin, Sun Huimin y Lu Yu intentaban obligarnos a quitarnos la ropa. No cooperé con ellos y permanecí firme. Yu Wenbin me gritó diciéndome que me quitara la ropa. Cuando estaba a la altura de mi sujetador y bragas, me arrancó el sujetador y lo tiró a la basura. Al intentar quitarme las bragas un compañero practicante dijo: "Tiene la menstruación". A Yu Wenbin no le importaba y sin más me insultaba mientras me tiraba de las bragas hacia abajo para ver si tenía el periodo. Los guardias se sonreían maliciosamente. En ese momento fui privada de toda dignidad humana y mientras estábamos así desnudos, la policía continuaba registrándonos con la puerta completamente abierta.

Más tarde me separaron de los demás practicantes. Intentaron hacerme renunciar a mi creencia en Falun Gong, mientras me forzaban a escribir las tres declaraciones. Cuando me negué, la agente de policía Sun Huimin me maldijo y la agente Li Xiujin gritó: "Soy la persona que nombraste en el póster por perseguir a Falun Gong, pero ¿puedes hacerme algo ahora?" Yu Wenbin me abofeteó cuando estaba desprevenida pero me mantuve firme y no firmé. Forzaron mis dedos y me pusieron el bolígrafo en la mano para que firmara la declaración. Se lo dejé claro: "Me están forzando a firmar, no lo haré por mi propia voluntad".

Después me encerraron en una habitación oscura, fría y sucia. La única ventana que había estaba cubierta con papel blanco y no entraba la luz solar. No había manta en la cama, en su lugar había una tabla dura de madera. Un recluso me vigilaba continuamente y no me permitían ni hablar ni moverme. Mis pies estaban encadenados.

Una semana después, empecé a hacer trabajo forzado en el taller. Tenía que hacer almohadones para coches ocho horas al día. Estaba bajo supervisión obligatoria y perseguida por los guardias durante todo el día. Tenía prohibido hablar, cruzar las piernas en la posición de loto, cerrar los ojos o moverme. Incluso en el baño me llamaban la atención si decía unas pocas palabras. Los guardias a menudo les hablaban a las practicantes de Falun Gong ofensivamente y al registrarlas las asaltaban sexualmente.

Cuando llegaban nuevos reclusos, los forzaban a participar en la persecución a los practicantes de Falun Gong. Los guardias les enseñaban cómo perseguirlos específicamente. Les alargaban la condena si no lo hacían, y les reducían sus sentencias si lo hacían.

Los practicantes de Falun Gong estaban obligados a realizar el trabajo más duro y a comer la peor comida. Tenían que levantarse a las 5 h y lavarse la cara y los dientes muy rápido o serían maltratados. No se les permitía caminar juntos ni hablar entre ellos. Si encontraban a algún practicante hablando con otros, los guardias les gritaban e insultaban. Algunos practicantes estaban tan nerviosos que tenían incontinencia. Los practicantes podían ir al baño únicamente de cuatro en cuatro. Durante la noche, si una persona quería ir el baño, los otros tres tenían que ir con él y como resultado nadie podía dormir bien. Si alguno rompía las reglas de los guardias, le ampliaban la condena.

Para mí, lo más duro de soportar era la tortura mental. Una vez el doctor Li Xuena y el director del campo de trabajos forzados trataron de administrarme una droga desconocida a la fuerza. No dieron ninguna razón o explicación por la inyección. La rechacé firmemente y aparté la aguja tres veces. La guardia Li Xiujin me maldijo. Al sexto día, mis brazos estaban llenos de agujeros por los pinchazos. Estaba demacrada y la aguja seguía sin atravesar. Siguieron perforando mis brazos con las agujas y mi sangre estaba por todo el suelo. Cuando mis brazos estaban negros e hinchados lloré y le rogué al doctor Li que se detuviera. Solo lo hizo cuando me desmayé.

Si no hubiera experimentado todo esto nunca podría haberme imaginado cuan severamente el partido comunista chino (PCCh) persigue a Falun Gong. Sin embargo a Yan Hongbin, director de la comisaría que estaba a cargo de perseguirnos, lo premiaron con un mérito de segunda clase por sus esfuerzos y su llamada habilidad en perseguir a Falun Gong.


Versión en inglés: http://www.clearwisdom.net/html/articles/2010/9/13/119972.html