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Momentos maravillosos en las lecturas del Shifu

Ago. 20, 2006 |   Por un practicante de Falun Dafa en China

(Minghui Net) Desde niño que me gusta leer. Cuando era joven, leía cualquier libro que encontraba. Cuando tenía 15 o 16 años, incluso leí Zizhitongjian, que ni siquiera entendí. Después que me enviaron al campo, mi salud se deterioró. En esa época, la gente todavía tenía servicios sociales, así que al regresar a la ciudad, fui al hospital, probando todo lo que podía, incluyendo métodos antiguos de tratamiento secreto de personas que recibieron enseñanzas de sus ancestros, etc. Incluso intenté con médicos. Más tarde estudié yo mismo medicina china. Estudié Compendium of Materia Medica e incluso Huangdi Beijing (Canon interno del emperador amarillo). Durante ese proceso incluso llegué a curar las alergias de mi hija, las cuales ni siquiera los hospitales prestigiosos de oriente y occidente de la capital de nuestra ciudad pudieron curar. Sin embargo, aún no era capaz de curarme a mí mismo. Entonces, intenté con el qigong. Practiqué casi todas las clases de qigong más conocidos sin tener éxito.

Pareciera como si hubiera sido de casualidad que asistí a una lectura del Shifu en 1994. Después de escuchar las tres primeras clases, todos los rompecabezas y todas las preguntas sin respuesta que acumulé mientras leía los distintos libros se contestaron. Parecía como si de repente se abriera una puerta en mi corazón. Me sentía tan brillante, y entendía tanto. Durante dos lecturas, me dormí. Sin embargo, mis oídos no se perdieron nada. Después que Shifu terminaba la lectura, me despertaba. Me sentía realmente avergonzado, pensando que era bastante descortés. Más tarde Shifu habló de esto y entendí que fue porque estaba limpiando mi cerebro. Shifu dijo al final de la quinta lectura que después que saliéramos del auditorio, no sentiríamos ninguna enfermedad. En mi camino a casa, me sentía con tanta energía que ni siquiera quería subir en mi bicicleta. En vez de eso, caminé mientras llevaba la bici empujando, sintiendo una clase de ligereza en el cuerpo, lo que no sentía desde mi niñez. Mis pasos eran tan livianos que caminar era un placer. Caminé cada vez más rápido. Después cuando me subí a la bicicleta, parecía como si no tuviera que pedalear para nada. La bicicleta simplemente rodaba por sí sola incluso cuando estaba en empinada. Yo estaba muy emocionado. Sabía lo que había encontrado y lo atesoraba de todo corazón.

A fines de 1994, escuché que Shifu iba a dar su última lectura en Guangzhou. Pensé, "Tengo que ir. Obtuve tan precioso Fa muy fácilmente porque Shifu vino a nuestra ciudad. Debo ir a Guangzhou para mostrar que soy yo el que quiere el Fa." De hecho, realmente quería mostrar cuánto apreciaba y respetaba este Fa, y también quería demostrar mi determinación en la cultivación. En mi camino a Guangzhou, mis viejas enfermedades parecieron reaparecer. A veces ni siquiera me podía mantener parado. Pero tan pronto como llamaba al Shifu, me podía parar de nuevo. Después de entrar en la clase del Shifu, entendí que fue porque Shifu había empezado a ajustar nuestros cuerpos incluso antes de que llegue.

Un día antes que la clase empezara, Shifu estaba hablando a un miembro del personal a sólo 20 metros de nuestros asientos. Luego Shifu pasó al lado nuestro. Sonrió amablemente mientras pasaba a nuestro lado. Un practicante veterano quien había asistido a cinco o seis lecturas del Shifu, saludó al Shifu con sus manos en forma de Heshi. Shifu le sonrió y asintió su cabeza mientras yo lo miraba sin entender nada, sin saber que hacer. Después que Shifu se alejó, de repente me "desperté" y sentí mucha pena: "¿Por qué no saludé al Shifu?" Inmediatamente presioné mis palmas juntas haciendo el gesto de Heshi hacia la espalda del Shifu, diciendo en mi corazón, "¡Saludos Shifu!" De repente, Shifu se dio vuelta, sonrió, y asintió con su cabeza hacia mí. Estaba tan emocionado que no podía expresar cómo me sentía.

Nunca me hubiera esperado que una mirada del Shifu creara un milagro para mí al día siguiente por la mañana. He leido tanto desde mi niñez que mi vista se debilitó del estándar de 1.5 a solo 0.5-0.6, y apareció astigmatismo. Usaba anteojos antes de asistir a las clases del Shifu, anteojos con 150 y 300 gados de aumento y 150 grados cada uno para el astigmatismo.

Esa mañana me desperté, busqué mis anteojos, los cuales estaban al lado de mi abrigo por costumbre. Encontré una rajadura en medio del lente izquierdo. Mientras pensaba qué había pasado, la joven hija de un compañero practicante, quien había asistido a las lecturas del Shifu, me dijo, "Shifu no quiere que uses anteojos." Con la rajadura en el medio, no podía usarlos aunque quisiera.

Medio dudando de lo que dijo la nena, puse los anteojos en el bolsillo y bajé las escaleras. Fui a la recepción del hotel para pedir mis pertenencias. Antes de entregar el recibo que estaba en mi bolsillo, tenía que sacar mis anteojos, y así lo hice. Me quedé perplejo al ver que el lente derecho de mis anteojos también estaba rajado. Me tomó sólo cinco minutos bajar las escaleras y no había chocado ni aplastado los anteojos. ¿Cómo llegó a romperse el otro lente? En ese momento estaba convencido que Shifu no quería que usara anteojos. Dicho de otra forma, era porque mi vista se había recuperado ¡y ya no necesitaba anteojos! Después me hice un examen y efectivamente mi vista había vuelto a la normalidad. Así fue que me deshice de los anteojos que había usado durante tantos años.

En las clases de Shifu sentí y experimenté la verdad de Falun Dafa; también sentí la inmensidad de FOFA. Durante los siete años de persecución, siempre que recuerdo mi experiencia cuando asistí a las clases de Shifu, soy más diligente. En siete años de persecución ilegal, nunca nada ha sido capaz de mover mi fe en el Shifu y en Dafa, ya sean sentimientos familiares, las dificultades de haber perdido todo, o la posibilidad de ser torturado a muerte.

Fecha de edición: 20/8/2006
Versión en inglés en http://www.clearwisdom.net/emh/articles/2006/8/19/76931.html