[Minghui Net] En octubre de 1999, fui a la Plaza Tiananmen, Beijing, para esclarecer la verdad a la gente. Me arrestaron y detuvieron por quince días en un departamento de policía local. Luego, la gerencia de la sección de seguridad pública de mi lugar de trabajo me trajo de vuelta a mi pueblo. El secretario del Partido de mi trabajo me pidió que escribiera las tres declaraciones pero yo me negué. Desde ese momento en adelante me redujo el salario.

Empecé a esclarecerle la verdad a él y dijo: "Eras una buena persona en el trabajo pero ahora te han detenido". Yo contesté, "solía ser bueno en el trabajo para ser reconocido. Pero ahora mi Maestro nos dijo que seamos aún mejores y siempre pensemos en los demás primero".

En el 2000, fui a Tiananmen y me arrestaron de nuevo. Mi supervisor me trajo de nuevo desde Beijing y me envío directamente a un departamento de policía, donde me encarcelaron por dos días, y luego me transfirieron a un centro de detención por otros treinta y cinco días. Después de eso, mi supervisor, colaborando con el departamento de seguridad pública, me envío a un centro de lavado de cerebro por veinte días hasta que un día un practicante de Dafa fue golpeado hasta que murió allí. Consecuentemente un grupo de mis compañeros practicantes trabajaron juntos como un cuerpo y demandaron que yo fuera liberado.

Desde ese entonces, yo y otros practicantes de Dafa en mi lugar de trabajo empezamos a distribuir material para esclarecer la verdad a la gente y hablar con ellos sobre cómo fuimos perseguidos. Mi supervisor, después de entender toda la verdad sobre la persecución, no quería cooperar más con el departamento de seguridad pública. Después de eso, siempre que otro practicante de mi lugar de trabajo fuera a Beijing a apelar y lo arrestaran, el supervisor sólo lo traía de vuelta y lo enviaba directamente a casa y le decía a los practicantes: "Si van Beijing a apelar de nuevo, sean muy cuidadosos y no dejen que los atrapen".

Una vez el departamento de seguridad pública me llamó y me dijo que no saliera de casa ni que hablara con nadie. No les hice caso y salí de casa. Varios oficiales de policía vinieron a casa a buscarme y no encontraron a nadie así que fueron a buscarme al trabajo. Mi supervisor no los quería ver y encontró algunas excusas para evitarlos. Estos oficiales se quedaron en la sala de recepción y no se querían ir. Le pidieron al recepcionista agua para beber porque tenían mucha sed. Pero el recepcionista no les prestó atención y les dijo: "Merecen morir de sed, ¿por qué arrestan a las buenas personas?". Los oficiales no tuvieron otra opción que irse.

En 2001, le mostré a la gente en mi lugar de trabajo una declaración escrita que describía mi experiencia personal de ser arrestado, encarcelado, golpeado y castigado debido a la persecución a Falun Gong. Después esta declaración, mi supervisor le dijo al director del departamento de pagos que me devolviera los dos años de salario que me habían quitado.

Un día en junio de 2002, alguien tocó en mi puerta. Mis hijos pensaron que la señora que vieron por la mirilla era una compañera practicante de Dafa. En realidad, era el director de la Residencia del Comité. Tan pronto como mis niños abrieron la puerta, un grupo de unos diez oficiales del departamento de seguridad ingresaron en mi casa (estaban escondidos de la vista de la mirilla). Dieron vuelta toda la casa para registrarla en cada esquina. Realmente asustaron a mis niños. Confiscaron todas las cosas buenas de la casa y me arrastraron hasta el coche policial y me enviaron al centro de lavado de cerebro para perseguirme. Le ordenaron a mi supervisor que enviara a dos personas y cinco yuanes. Pero mi supervisor se negó a cumplir y resistió firmemente. Como me rehusé a cooperar con ellos del mismo modo, me liberaron incondicionalmente el cuarto día.

Fecha de edición: 21/8/2005
Fecha del artículo original: 15/8/2005
Categoría: Noticias recientes desde China
Versión en chino disponible en: http://minghui.ca/mh/articles/2005/8/7/107911.html
Versión en inglés disponible en: http://www.clearwisdom.net/emh/articles/2005/8/15/63945.html