[Minghui Net] Durante más de diez años, después de ser operada del cerebro, la tía Huang sufrió de terribles dolores. Hoy está sana y libre de dolores. Ahora está ansiosa por compartir con todos la verdadera historia de cómo sobrellevó un obstáculo tan enorme y recuperó la estabilidad para disfrutar su nueva vida.

En marzo de 1988, la tía Huang tenía 52 años de edad, súbitamente dejó de sentir el lado derecho de su cara. Un examen médico mostró que tenía un tumor de un diámetro de dos pulgadas en el lado derecho de su cerebro, el cual estaba afectando su visión y oído. La operaron de emergencia en el Hospital de la Universidad de Taiwán para sacar el tumor. Debido a la ubicación del tumor, su visión y oído, como algunos nervios, fueron dañados. Aparecieron una variedad de complicaciones después de la operación y la tía Huang necesitaba ayuda de otros con sus necesidades diarias. Durante ese período de tiempo ella probó muchos y diferentes tratamientos médicos tradicionales chinos, tales como acupuntura, terapia física y masajes. Nada ayudó.

Obteniendo el Fa por casualidad

La tía la Huang sufrió una mucho durante diez años. Sólo podía caminar muy despacio dando pequeños pasos. Sentía más pesado el lado derecho de su cuerpo que el izquierdo. Era incapaz de caminar derecho y a menudo se golpeaba con otras personas u objetos. Después de un poquito de actividad, necesitaría descansar. Con su cara inclinada hacia un lado, tenía mucha dificultad para hablar y sus lágrimas caían sin control. No podía elevar su mano o doblar sus rodillas y, ocasionalmente, se desmayaba sin previo aviso. Con una salud tan pobre, sabía que no sólo estaba costando mucho dinero en gastos médicos, sino que era una carga para muchas personas. A menudo pensaba "¿Existe alguna opción en la que ya no necesite de otras personas para vivir?"

En 1999, la tía Huang vio en la transmisión de noticias en televisión una nota acerca de Falun Gong. El periodista mencionó que practicar Falun Gong podría brindar beneficios a la salud. Un día, cuando la tía Huang caminaba en el parque, se encontró con un grupo de personas que practicaban Falun Gong. La mañana siguiente fue nuevamente al parque y los practicantes de Falun Gong le enseñaron como hacer el segundo ejercicio, la estaca parada Falun. Cuando la tía Huang subía sus manos hasta el pecho (como lo requiere el ejercicio), los bajaba inmediatamente debido a un gran dolor. Al regresar a casa se dijo a sí misma "¡Es muy difícil practicar qigong! No iré mañana". Aunque pensaba así, se mantuvo yendo cada día. Cada vez después de la práctica se sentiría realmente cansada y nuevamente pensaba no seguir. Aún así, al día siguiente siempre habría una fuerza que la hacía querer ir nuevamente.

Practicar los ejercicios y aprender el Fa; recuperar la salud, tanto del cuerpo como de la mente

Un día, después de tres meses de práctica, súbitamente se dio cuenta de que ya no necesitaba tomar los analgésicos que había estado tomando diariamente durante años. Estaba muy excitada por eso y desde entonces se ha mantenido practicando. Percibió gradualmente que podía subir sus manos por sobre su cabeza y hacía la media hora de ejercicios. Antes, sus piernas no podían doblarse, pero ahora puede meditar con las piernas cruzadas simplemente. Año tras año la salud de la tía Huang progresó, y lentamente recuperó la habilidad de realizar algunas actividades por sí misma. Puede cuidarse sola y ahora está más sana que antes.

Después que la tía Huang practicó Falun Gong durante un tiempo, comenzó a leer «Zhuan Falun». Al comienzo sólo podía murmurar una o dos palabras que repetía una y otra vez. Temía usar el tiempo de otros, aunque todos a su alrededor la ayudaban con entusiasmo en la pronunciación de cada palabra, y leían con ella a un ritmo muy lento. Al principio necesitaba detenerse muchas veces sólo para completar una frase y debía descansar nuevamente antes de proceder con la siguiente. Pero perseveró y, con la ayuda y entusiasmo de sus compañeros practicantes, la tía Huang leyó los libros de Falun Dafa página tras página. Ahora, a la edad de 68 años, no sólo no tiene dificultades para hablar y ver, sino también estudia el Fa tan rápido como otros practicantes. Además, también es capaz de discutir los problemas con otros practicantes

Durante los años en que la tía Huang estuvo muy enferma, pensaba muy a menudo que era tan difícil ser un ser humano. Después de comenzar a practicar Falun Gong, recuperó su confianza en la vida.

Fecha de edición: 27/11/2005
Fecha del artículo original: 31/10/2005
Categoría: Cultivación personal

(Versión en inglés: http://www.clearwisdom.net/emh/articles/2005/10/31/66395.html)