Soy una practicante de Dafa. Obtuve la Ley en 1996 y comencé a practicar Falun Dafa a inicios de 1997. Desde entonces, he experimentado grandes y fantásticos cambios en mi cuerpo y mente. Una vez fui una persona enferma y débil, pero me torné tan saludable que me despojé de todos los frascos de medicinas. Al mismo tiempo, crecí dándome cuenta que el propósito de la vida humana es una oportunidad para regresar a nuestro verdadero origen. Con ésto me volví de mente más abierta. Desarrollé gran optimismo en el curso constante de mi mejoramiento individual para volverme una mejor persona. Podría decir que me torné en un ser de alto nivel, uno que puede ser llamado verdadero cultivador de Dafa.

En octubre de 1999, pocos meses después de la brutal supresión a Falun Gong en el 20 de julio, fui a Beijing para apelar al gobierno y a mis conciudadanos. Pero inesperadamente, antes, antes que pudiera presentar mi caso en forma legal como garantiza nuestra constitución, fui arrestada y detenida por oficiales “de la ley”, y luego ¡fui transferida a la estación de policía de mi pueblo! Me apresaron allí por una noche. Después, me enviaron a un centro de detención sin seguir ningún procedimiento formal. En el centro, por 23 días fui mantenida en condiciones terribles. Allí me prohibieron practicar los ejercicios de Falun Gong.

Más tarde, a un grupo de compañeros practicantes y a mí nos enviaron al Campo de Labor Forzada Longshan, que también es la base de lavado mental en la Provincia Liaoning. Allí fui detenida ilegalmente por siete meses. La memoria de mi sufrimiento aún está fresca, al igual que las escenas de los policías persiguiendo a practicantes. Por ejemplo, un día después que en grupo nos vieron haciendo los ejercicios de Falun Gong, más de 10 de nuestros practicantes fueron castigados obligándoles a mantenerse en pie, en cuclillas, o manteniendo las cuatro extremidades contra la pared por períodos largos en el callejón y nos prohibieron ir al baño. Luego el policía del campo nos llamó uno a uno a la oficina. Tras cerrar la puerta, fuimos golpeados y pateados, luego nos dieron descargas eléctricas con bastones. Esos policías nos mantuvieron los bastones eléctricos de alto voltaje en el mismo lugar para causarnos más dolor. Pusieron los bastones dentro de la boca de un practicante mayor e incrementaron el voltaje en tal forma que se le hinchó su boca por las ampollas. No pudo comer ni beber por mes y medio. Otros fueron electrocutados en sus caras y bocas, causándoles hinchazones y abscesos. La policía todavía continuó repitiendo las descargas en las heridas abiertas. Yo sufrí la misma tortura. Los practicantes hombres fueron detenidos al final de otro pasillo. Pudimos escucharles llorar de tiempo en tiempo, debido a que ellos también fueron torturados. Un practicante fue electrocutado hasta que se le abrieron heridas por todo el cuerpo y se sentía el olor a carne quemada en el aire. Los policías no sólo que torturaban nuestros cuerpos, también trataban de destruir nuestras mentes. Exploraron conexiones entre miembros familiares para tratar de romper nuestros espíritus. Amenazándoles a nuestros miembros de familia, les causaron sufrimientos; la policía les usaron para ejercer presión sobre nosotros. Además de atormentarnos y amenazar a nuestras familias, trataron de romper nuestros espíritus forzándonos a mirar propaganda de vídeos que difamaban Dafa. Al tiempo, fuimos enviados a trabajar fuera abriendo zanjas y sembrando pasto, dándonos trabajos duros de toda clase en condiciones de clima severos, desde extremo calor a vientos feroces y fuertes lluvias. Después de siete meses, nuestros captores nos dieron condiciones para liberarnos; ¡demandaban que todos los detenidos pagaran más de 5000 Yuan por cuarto y comida! (El salario promedial mensual en china es de 500 Yuan)

Fui liberada en el verano del 2000. En noviembre del 2000, más de diez oficiales de policías ingresaron en mi casa y me asaltaron. Fui sentenciada a dos años más de “educación de labor forzada” sin ningún procedimiento legal.

En el segundo campo de labor forzado, hubo dos grandes grupos de practicantes de Falun Gong detenidos. Fui enviada al Grupo #2. Al comienzo mantuve una firme convicción. Pero en este campamento de labor estuve constantemente rodeada y bombardeada de mentiras por practicantes antiguos de Falun Gong que han sido “reprogramados” y que se han desviado. Estuvieron colaborando con la policía para perseguir a practicantes firmes de Dafa. Yo misma me deje ir en este ambiente, bajando la guardia. Comencé a escucharles e hice algo que nunca debe ser hecho por ningún practicante genuino. Fui engañada por sus fingidas bondades y sin mantener una mente clara, seguí mis apegos.

En el campamento, ellos llenaban nuestro tiempo después de duros trabajos por medio de forzarnos a mirar malignos vídeos. Nos bombardeaban constantemente con propaganda, intentando destruir nuestra voluntad de cultivarnos en Dafa. Un practicante firme sería puesto entre dos supervisores y sería observado. A los practicantes se les prohibía hablar, ni siquiera que se miraran entre ellos. No existía ningún derecho humano básico. Un practicante que continuó practicando Falun Gong fue golpeado hasta que un policía le rompió una pierna. Sólo podía caminar un poquito, con tal de que otros le ayudaran. En el campamento sufrimos persecución física y mental hasta este grado.

Después que me liberaron, despertó nuevamente mi mente recta bajo el cuidado de otros practicantes y la profunda compasión del Maestro. He regresado a la rectificación de la Ley. Estoy tratando de reducir el daño que causé a Dafa con mis errores. Deseo lavar mis malas cosas dentro de mí misma y sólo hacer lo que los practicantes en la rectificación de la Ley deben hacer.

Fecha original del artículo: 4/12/2003
Versión en chino disponible en: http://www.minghui.org/mh/articles/2003/3/29/47367.html

Categoría: Referencias